
El jueves próximo pasado, la Sra. vicepresidente de la Nación sufrió un atentado contra su vida.
Un hombre armado con una pistola gatilló 2 veces a centímetros de la cabeza de la mandataria, pero el proyectil no se disparó.
Hasta aquí título y copete periodístico.
Pero los ciudadanos en general, ya expertos en las mentiras K, comenzaron rápidamente a expresar su fastidio por lo que creen fue una puesta en escena, y a medida que transcurrían las horas y días, también expresaron su desprecio por el uso miserable, con feriado y marcha incluidos, que el gobierno hizo del caso, acusando al poder judicial, al periodismo y a la oposición en general.
La necesidad de revertir los discursos del odio y el clima de violencia política llamando a la paz social y al amor fraterno, con una clara bajada de línea y relato unificado repetido hasta el hartazgo, partiendo de una tribuna que permanentemente alaba el “nosotros” y desprecia, insulta, agrede, amenaza y ataca a “Ellos”, ofende la inteligencia. La necesidad de suspender los juicios contra la vicepresidenta por ser los causantes de la violencia, ya es idiotez en exceso.
Quizás haya sido cierto y alguien intentó matarla, pero la sobreactuación convirtió el drama en un paso de comedia de muy mal gusto.
Al comienzo, un imprevisto casi arruina el estreno de la obra, Máximo y Grabois debieron salir de urgencia a corregir la escenografía para quitar las vallas y a la policía de la ciudad, ya que impedirían al actor acercarse lo suficiente para dramatizar la escena. En el apuro, se le escapó la acusación final: "Ellos están viendo quién mata al primer peronista”.
Despejado el camino, se ejecutó la escena con primeros planos y el agresor fue detenido por a multitud.
Nunca más oportuno. Desde su primera presidencia que Su Excelencia Reverendísima viene cosechando “amigos” por los carpetazos de Néstor y la AFI, por sus relaciones carnales con dictadores y terroristas, y por perseguir a todo el que piense distinto, y justo ahora que se acercan las condenas judiciales por todos los delitos que cometió, aparece un intento de asesinato con una pistola que no funciona.
La pistola fue peritada y se verificó que la recámara estaba vacía y no estaba accionada la corredera (nunca saldría un proyectil) y que curiosamente ni el arma ni los proyectiles del cargador tenía la huella digital del agresor.
El teléfono celular también fue peritado, pero resultó que manos inexpertas provocaron el reseteo (borrado y descarga del Sistema Operativo de fabrica) y cuando pudieron ingresar, estaba vacío.
Custodia Personal, Refuerzo de Seguridad, custodia del arma y del celular, todo como quería el oficialismo, a cargo de la Policía Federal de Anibal Fernandez.
El agresor un joven brasileño sin antecedentes importantes, pero convenientemente tatuado con esoterismo nazi y un arma prestada. Para que la ecuación sea perfecta, deberían vincularlo de alguna manera con Bolsonaro y doblete, todo muy útil para Cistina y de paso, muy útil para Lula. Para sicario, claramente no da con el perfil profesional, y para idiota, se les fue la mano.
Y podríamos continuar por horas encontrando irregularidades, pero dejemos la tarea a los expertos tiktokers nativos que lo hacen con humor.
La verdad es que ningún ciudadano quiere o desea que algo le suceda a la despótica señora, al menos en este momento. Su muerte la convertiría en una mártir, se cerrarían las causas judiciales y tendríamos Santa Cristina por todo el siglo XXI. En todo caso, esto sería conveniente para el partido justicialista que escondería la basura tras una estampita.
Por el contrario, los ciudadanos esperamos en paz los fallos judiciales, las condenas, el recupero de los bienes robados, la quita de los fueros, "el traje a rallas" y que todo el clan Kirchner sufra una larga estadía en una prisión federal.
¡Qué Dios nos ayude a “pensar la patria”!
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