Escuchamos
a menudo expresiones tales como “Sana Rebeldía”,
pero resulta que, si nos ajustamos a la definición de la RAE, donde rebeldía es
“sublevar, levantar o incitar a alguien que falte a
la obediencia debida”,
sería
un desvarío adjetivar a algún tipo de rebeldía como sana, y sería igualmente de
insano, adjetivar a quien incita a la misma, como alguien respetable o digno de
imitación.
Llama
la atención que, justamente los rebeldes son quienes, tergiversando términos y
manipulando significados, conforme al humor de quien los interpreta, logran confundirnos
postulando incoherencias tales como que la rebeldía y la sublevación son
virtudes propias de buenas, sanas e inteligentes personas.
“Autoridad,
Jerarquía, Mando, Orden, Deber y Obediencia” al igual que “Subvertir, Sublevar
y Rebeldía” son los significados habitualmente “deconstruidos” para que los
primeros nos resulten “opresivos e injustos” y los segundos “un canto a la libertad”.
De
igual forma, manipulan excesivamente el término “Revolución”, que hasta Cristo puede
devenir en “gran revolucionario”, y por supuesto, nada más lejos de la Verdad.
Pero
hoy, discutiendo “la rebeldía” tendremos suficiente. “Las revoluciones”, próximamente
…
Entonces,
antes de comenzar, acordemos mínimamente respetar algunas definiciones en honor
del entendimiento mutuo (o al menos, para poder tener una discusión con un poquito
de coherencia).
Perdón
por mis errores y/u omisiones, pero si el presente sirve para hacer pensar a
los desprevenidos, bienvenidos.
Lo
mínimo indispensable, para no extendernos hasta el infinito, dada la amplitud
de la temática, seria:
1.
La Autoridad.
Poder que gobierna o ejerce el mando … Potestad, facultad, legitimidad
… Prestigio y crédito que se reconoce a una persona o institución por su
legitimidad o por su calidad y competencia en alguna materia.
Y quien ejerce el poder (Legislador, funcionario
o magistrado), debe ser irreprochable. Caso contrario no es una Autoridad, es
un usurpador del Poder.
(lo siguiente se refiere a autoridades
religiosas, pero aplica por igual)
Dios le pidió a Abraham: “Camina en mi presencia y
se irreprochable” y San Pablo le recomendó a Tito: “… debe ser irreprochable, …
no tachado de libertinaje ni de rebeldía, … no arrogante, no colérico, no
bebedor, no violento, no dado a negocios sucios; … sino hospitalario, amigo del
bien, sensato, justo, piadoso, dueño de sí”.
2.
La Ley
(o la Orden).
Precepto dictado por la autoridad competente, en
que se manda o prohíbe algo en consonancia con la justicia y para el bien
de los gobernados.
Su contenido debe ser justo. Caso
contrario no es Ley y no se le “debe obediencia”.
“Lex injusta non est lex”, decía Santo Tomás
de Aquino; “Ay de aquellos que dictan leyes injustas y con sus decretos
organizan la opresión”, profetizaba Isaías; y que “Las leyes contrarias a los
derechos humanos, no son válidas…”, sentenciaba Juan XXIII.
3.
Estado
/ Poder / República
Forma de organización política, dotada de poder
soberano e independiente, que integra la población de un territorio … cuya máxima
autoridad es elegida por los ciudadanos o por el parlamento para un período
determinado… Por oposición a los gobiernos injustos, como el despotismo o la
tiranía, forma de gobierno regida por el interés común, la justicia y la
igualdad.
El Estado es necesario para que la
población alcance el Bien Común desarrollando una “buena vida humana” en todos
sus aspectos (no sólo el material). Caso contrario no es un gobierno legítimo y
sus normas carecen de validez.
Aristóteles enunció el principio común, a saber que,
“en toda realidad compleja, compuesta de partes, debe existir un elemento
capaz de asegurar la unidad y cohesión entre las mismas” (La Política, I,
c.5).
Y Santo Tomás de Aquino continuaba calificándolo,
“la legitimidad del gobierno reside en su capacidad efectiva para
conducir un pueblo a su buena vida humana”.
“Que toda la actividad política y económica del
Estado esté ordenada a la realización permanente del bien común, es decir,
del conjunto de condiciones exteriores necesarias a los ciudadanos para el desarrollo
de sus cualidades, en los planos religioso, intelectual, moral y material”
(Pío XII, Mensaje del 5-1-42).
Y
racionalmente podríamos concluir que, cuando
estos componentes confluyen se constituye la legitima autoridad y la obediencia
debida.
Entonces,
¿la rebeldía? ¿es un delito o una inmoralidad, según corresponda a quien o que se
desobedece?, ¿y el rebelde? ¿será que desobedece a uno, pero para obedecer a
otro? ¿“le servirá a un dios diferente”? …
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Ahora
bien, algunos con buenas intenciones, pero con confusión de términos o escases de
lenguaje, interpretan que existe una “sana rebeldía” cuando se incita a
desobedecer a una autoridad ilegitima o reprochable, o a no cumplir una orden ilegal
o inmoral.
Vale
aclarar que en estos casos no habría “rebeldía” por no existir el “deber de
obedecer”, la autoridad estaría viciada de nulidad por tiranía o dictadura, y/o
la orden por ser injusta.
De
esto tenemos una funesta experiencia en la Argentina, ya aprendimos con una buena
dosis de indignación, que no es lícito alegar en defensa propia la obligación
de obedecer cuando la orden que se cumplió era un delito o una inmoralidad.
Pero
una orden injusta no es atributo exclusivo de una dictadura, esta también
podría ser emanada de un gobierno legal (“legítimamente democrático”, exagerarían
nuestros “politiqueros”), ya que una ley legalmente promulgada no tiene el
poder por si misma de convertirse en una Verdad.
Y
frente a una orden injusta, estamos obligados a la desobediencia civil (o a la
objeción de conciencia) y a ejercer el derecho a la resistencia frente al poder
abusivo.
Conceptos estos bastante diferentes a la rebeldía, ya que la rebeldía es desobedecer “el deber de obedecer”. O mejor dicho, la rebeldia se trata de desobedecer a una autoridad legítima (obedeciendo a otro poder ilegítimo que intenta subvertir y socavar al primero).
Conceptos estos bastante diferentes a la rebeldía, ya que la rebeldía es desobedecer “el deber de obedecer”. O mejor dicho, la rebeldia se trata de desobedecer a una autoridad legítima (obedeciendo a otro poder ilegítimo que intenta subvertir y socavar al primero).
Y
solo si estuviéramos frente a una verdadera catástrofe del orden político, con
frecuentes abusos ejercido con por un poder ilegitimo -de origen o de
ejercicio-, estaría permitido hablar de Rebelión o Revolución. Debe poder interpretarse
siempre como una extensión del derecho individual a la Legítima Defensa. Y
pese a haber sufrido gobiernos horrendos en Argentina, realmente no encuentro
ningún ejemplo válido.
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Formas
de Gobierno y Autoridades legítimas.
León XIII, dice en “Diuturnum Illud”: “Es
importante advertir en este punto que los que han de gobernar los Estados
pueden ser elegidos, en determinadas circunstancias, por la voluntad y juicio
de la multitud, sin que la doctrina católica se oponga o contradiga esta
elección. Con esta elección se designa al gobernante, pero no se confieren los
derechos del poder. Ni se entrega el poder como un mandato, sino que se
establece la persona que lo ha de ejercer.”
Resumiendo, la doctrina afirma que Dios es el
origen de toda autoridad, pero las sociedades organizadas tienen libertad para
elegir a las personas que habrán de “ejercer” las funciones del Estado.
Desobediencia
Civil u Objeción de Conciencia o Resistencia.
Santo Tomás Moro, supo testimoniar hasta el
martirio la “inalienable dignidad de la conciencia”. Sometido a diversas formas
de presión psicológica, rechazó toda componenda, y sin abandonar “la constante
fidelidad a la autoridad y a las instituciones” que lo distinguía, afirmó con
su vida y su muerte que “el hombre no se puede separar de Dios, ni la política
de la moral”.
Y Santo Tomas de Aquino clarifica “La clave
material para determinar si una ley positiva es congruente con la Ley Natural
es saber si está al servicio del bien común, o sea, si es justa, puesto
que la justicia es la virtud cuyo fin es el bien común.”
Rebelión.
“La resistencia a la opresión de quienes gobiernan
no podrá recurrir legítimamente a las armas sino cuando se reúnan las
condiciones siguientes: 1) en caso de violaciones ciertas, graves y prolongadas
de los derechos fundamentales; 2) después de haberse agotado todos los otros
recursos; 3) sin provocar desórdenes peores; 4) que haya esperanza fundada de
éxito; 5) si es imposible prever razonablemente soluciones mejores.”
Catecismo de la Iglesia Católica Nº 2243
En palabras
de Pablo VI: “No se puede combatir un mal real al precio de un mal mayor”
(PP, 31)
“La situación actual prueba sobradamente el fracaso
del recurso a la violencia como medio para resolver los problemas políticos y
sociales. La guerra destruye, no edifica; debilita las bases morales de la
sociedad y crea ulteriores divisiones y tensiones persistentes”.
San Juan Pablo II – XXXII jornada mundial por la
paz.
Hasta
aquí, solo algunos mínimos e indispensables conceptos como para reconocer
prontamente si estamos frente a una reflexión seria y madura (aunque contenga
algunos errores); o si estamos frente a la inescrutable verborragia de algún
intelectualoide justificando lo injustificable, … o si estamos frente a una
estupidez supina de esas que generan tragedias.
Imaginemos
a un niño frente a su tarea para el hogar con un problema donde aplicar “la
regla de tres simple”, pero como cuando la maestra explicó, el señorito estaba
absorto en Babia, desconoce que existe un método para plantear y solucionar su
problema. Entonces se asusta de su propia ignorancia e incapacidad, llora,
patalea y revolea el cuaderno expresando su rebeldía, y cuando le preguntan, ¿qué
le pasó? ¡lo justifica!
- Pueriles reacciones, despiertan nuestra ternura.
- Adolescentes reacciones, cuestan indigestiones, pero se entienden y hasta se justifican. Habitualmente, sus reacciones hacen temblar al más valiente, el consuelo es que deberían terminar al llegar la madurez.
"los jóvenes son concupiscentes de carácter y
les encanta hacer siempre lo que desean”.
Aristóteles - La retórica
- Ahora bien, hasta acá las conocidas rebeldías "juveniles", lógicas o aceptables. Pero cuando estas reacciones vienen de gente grande, despiertan la bestia que, pese a todo y con extremado esfuerzo, estamos obligados a contener (aunque no siempre lo logremos, y entonces … ¡a joderse hombre!).
El
personaje imaginario en cuestión rechazará el esforzado camino del estudio y
del trabajo intelectual y se lanzará a transitar la vida pública como “un perro
rabioso que se persigue frenéticamente la cola”, filosóficamente hablando; para
finalmente, siendo adulto con su rebeldía madura, su incapacidad desarrollada y
su espíritu rebosante de odio, promoverá estupideces como las siguientes:
“No son los rebeldes los que crean los problemas
del mundo, son los problemas del mundo los que crean a los rebeldes”.
“… pero en el fondo de su alma germina la rebeldía,
sentimiento bendito que rompe cadenas y redime esclavos”.
Ricardo Flores Magón
(1873-1922) liberal devenido en anarquista
Estas y similares supinas
estupideces, dichas quizás con la mejor de las intenciones o desde la inocencia
(y permítanme dudar de ambas), fueron las que, sirvieron de abono y justificación cuando alguna bestia peluda las llevó a la práctica y causó alguna tragedia.
- el Partido Liberal Mexicano, el mismo que promulgó la Constitución de 1917 y fomentó la persecución religiosa con asesinatos indiscriminados, hasta desatar la Guerra Cristera y 250.000 vidas humanas perdidas
- la Segunda República Española (1931) que perseguirá y asesinará a 2.000 personas como antesala de la Guerra Civil (1936) que se cobrará 500.000 vidas más.
- el Nacionalsocialismo (1920) que se convertirá en la más horrenda de las ideologías exterminando a 6.000.000 personas por odio racial e invadiendo Europa y causando 60.000.000 muertos en la 2° Gran Guerra.
- y podría seguir con Rusia, China, Vietnam, Cuba, Latinoamérica, etc., etc., y entre rebeldías y revoluciones podríamos llegar a casi 100.000.0000 de personas asesinadas entre 1917 y 1997.
Rebeldías que llegando al
poder violaron derechos fundamentales, generaron duras reacciones
para restaurar la autoridad legítima y el orden.
Y si bien algunas de
estas reacciones fueron “casi santas” (como la polaca), también debemos resaltar
que la mayoría distaron mucho de haberlo sido y sólo sumaron más desgracias (desde
la escuela de las Américas y los desaparecidos, hasta el napalm y la bomba
atómica).
A fin de evitar este
macabro juego de acciones y reacciones, que en definitiva ultrajan a la
humanidad toda, debemos evitar “las rebeldías” y debemos respetar el poder
organizado.
“La Política permite coordinar
pacíficamente todas las acciones de todas las voluntades”.
Aristóteles
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Ahora bien, si estos
rebeldes, ya del siglo pasado, “huelen a viejo” y les parece que no merecen
nuestra atención, totalmente de acuerdo. Sólo los menciono porque son quienes
“engendraron” al próximo grupo de postmodernos “rebeldes intelectuales”, que
son quienes generarán las grandes tragedias que están por venir.
Y todo comenzó con la
crítica a la modernidad que incumplió sus promesas del paraíso terrenal y la
felicidad que no llegó a través del consumo. Pero optaron por la rebeldía en
lugar de la reflexión, y aprovecharon para acusar de anticuados, fóbicos,
discriminadores, intolerantes, estructurados, nazis y/o fascistas a todos los
demás que no entendían (ni entendemos) ni las justificaciones que esgrimen en
defensa de sus enfermedades y aberraciones en lo personal, ni las idioteces que
esgrimen en lo político o social.
Existen innumerables
ejemplos de estos retorcidos personajes, responsables de tantas calamidades, (Jean-Paul
Sartre, Simone de Beauvoir, Paul-Michel Foucault, Jaques Derrida, Judith Butler,
Avram Noam Chomsky, Louis Althusser, Antonio Gramsci, etc.) pero elegiré los
que parecen un poco más actuales y cercanos.
Empecemos por Karl Popper,
un filósofo austrohúngaro-judío-británico (1092-1994) quien inventó sus propios
“Criterios de Demarcación Científica” para decir “que es y que no es” una “Proposición
o Teoría Científica”.
Luego definió que las proposiciones
son científicas solo si pueden ser “refutables”, es decir, susceptibles de
que en algún momento se puedan plantear ensayos para contradecirlas o
invalidarlas; y, por lo tanto, ninguna es "totalmente" verdadera, sino que, solo “transitoriamente” verdadera, porque aún no ha sido refutada.
Y finalmente propuso el
método científico de la “Falsación” (o “Racionalismo Crítico”) por el cual se avanza
científicamente en la medida que se refutan (o invalidan) proposiciones
anteriores.
Todo este palabrerío, digno del reino del revés, fue para asegurar que “no existe la verdad científica,
que sólo se formulan teorías más o menos respetables hasta que alguien las
refute” y que “la Filosofía, la Metafísica, la Moral, etc., no son
conocimientos científicos, ya que no son susceptibles de ser refutados”.
Pero sí sería conocimiento científico, por
ejemplo, “El Evolucionismo”, ya que la “sopa primordial” como origen de la vida sería “una teoría
respetable”. Aunque desafíe la lógica afirmando que la vida existe por "evolución de lo que no es vivo", aunque "nada evolucione a menos que ya exista".
Pero lamentablemente estas
afirmaciones se vendieron muy bien y fueron aceptadas y utilizadas, por
izquierdistas y liberales por igual (anticatólicos todos, claro), para “invalidar
científicamente” a Dios y la Creación, la metafísica, la filosofía, la moral,
etc.
“Todos recordamos cuántas guerras religiosas se
libraron en pro de una religión del amor y la suavidad; cuántos cuerpos fueron
quemados vivos con la intención genuinamente bondadosa de salvar sus almas del
fuego eterno del infierno. Sólo si abandonamos toda actitud autoritaria en el
ámbito de la opinión (...) podemos abrigar la esperanza de refrenar los actos
de violencia inspirados por la piedad y el sentido del deber.”
Karl Popper
Y ya tenemos a un adulto
“revoleando el cuaderno, rechazando lo que no entiende, no queriendo estudiar y
justificándose, aun mintiendo a sabiendas”.
No poseo la preparación
adecuada para discutir cada una de sus definiciones (y ya estoy viejo para
sentarme a discutir con viles mentirosos), mejor que Platón, Aristóteles, Santo
Tomás de Aquino y la Santa Inquisición se defiendan solos, y hablando a través
de sus grandes obras, se ocupen de este oscuro personaje.
Nosotros continuemos ahora
con George Soros, otro húngaro-judio-americano (1930), nada filósofo, solo un
exitoso esbirro del dios Dinero, quien incorporó a la pócima Popperiana un poco
de contracultura Gramsciana para “deconstruir” los conceptos de nación, patria,
familia, sexo, etc.; y la está utilizando para sus sueños de dominio mundial.
Tiene 90 años, no creo
que llegue a cumplir sus sueños, pero, aun así, ya hizo mucho daño y nos dejará
un lindo regalito.
Este personaje logro notoriedad en 1992
cuando le hizo perder 1.400 millones de Libras al Banco de Inglaterra y últimamente
cuando donó (o invirtió) 8 mil millones de dólares en causas relacionadas con
“la educación, la salud pública y los derechos humanos”, desde las “Open Society Foundations”.
“George Soros, ha llegado a la conclusión de que la
sociedad abierta hoy debe ser entendida como sociedad amorfa. Carente de forma,
carente de tradiciones, carente de identidad. Con unos individuos desarraigados
de su historia y de toda religión –de modo eminente, del cristianismo–. Y ello
como condición necesaria para el advenimiento de la Utopía definitiva: la
implantación del Estado Global y del
Nuevo Orden Mundial bajo unas
premisas absolutamente neoliberales. Y no tanto para que el sistema financiero
y las nuevas megacorporaciones digitales ganen aún más dinero –que también–
cuanto para implantar un nuevo modelo social y nada menos que una nueva forma
de entender al ser humano y el mundo.

Antonio Martínez – Popper,
Soros y el nuevo orden mundial
Estos rebeldes “quieren”
diferenciarse de los del siglo pasado. En orden a ser “más aceptados”
entremezclan alguna “media-verdad” con “un lenguaje complaciente” pero llaman igualmente
a la destrucción del orden y al reino de la podredumbre, cuando no, a un buen
negocio.
En
mi opinión, y salvo que medie un milagro, estamos frente a la próxima tragedia
…
_________________________________________________________________________
¿Y
mientras tanto en Argentina? Bueno, acá tenemos
- al Tío Alberto convertido en el “chapulín colorado” y golpeando con su “chipote chillón” a todos los que transiten sin permiso durante la cuarentena y a los quieran volver a vivir en democracia con el equilibrio republicano de los tres poderes, también
- a “SMRMR…-Su Majestad, Reina Madre Reverendísima … y sus 40.000 ladrones, zafando de la justicia (y de las prisiones) y ocupando posiciones estratégicas para robar descaradamente aprovechando hoy la cuarentena y mañana el default y la fundación de “La nueva República Bolche-Peronista-Bolivariana de Argentina”
- al Marxismo Cultural infiltrándose en las estructuras del gobierno para pudrir cuanto cerebro sano encuentre y sin decir ni una palabra de los corruptos (como parte del pacto de “no agresión” con SMRMR y de la tajada que también deben morder)
- y a los Argentos Progres absortos en Babia hablando como idiotas preocupados por el “Lenguaje Inclusivo”.
_________________________________________________________________________________
Finalmente,
para cerrar les comparto una vieja narración
Cuenta la tradición que, en cierta ocasión, un
bandido llamado Angulimal, fue a matar a Buda. Y Buda le dijo: "Antes de
matarme, ayúdame a cumplir un último deseo: corta, por favor, una rama de ese
árbol."
Angulimal le miró con asombro, pero resolvió
concederle aquel extraño último deseo, y de un tajo hizo lo que Buda le había pedido.
Pero luego Buda añadió: "Ahora, por favor,
vuelve a pegar la rama al árbol, para que siga floreciendo."
"Debes estar loco -contestó Angulimal- si
piensas que eso es posible."
"Al contrario -repuso Buda-, el loco eres tú,
que piensas que eres poderoso porque puedes herir, matar y destruir. Eso es
cosa fácil, de niños. El verdaderamente poderoso es el que sabe crear y
curar."
Para destruir, para arrasar, para gritar de forma
estéril, para estar diciendo siempre que todo está mal, que no es esto...; para
todo eso no hace falta arte, ni ciencia, ni esfuerzo, ni cualidades.
(Antigua Fábula)
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¡Qué Dios nos ayude a
“pensar la patria”!
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