Hablar
de aciertos y triunfos de un gobierno liberal parece una broma de mal
gusto, pero en esta argentina absurda, los hubo y son innegables.
Veníamos
de arrastrarnos en la porqueriza populista, despojados del fruto de
nuestro esfuerzo por un Estado cleptómano,
asqueados de la progresía socialista y su
carnaval multicolor, antinatural y
anticristiano; veníamos de 20 años de tanta putrefacción que hasta
un delirante de ensortijado pelambre sin
formación política, con un poquito de sentido común terminó su primer año de gobierno con
grandes éxitos.
En un
año pasamos de una hiperinflación a una
inflación ínfima; de pobreza y desempleo con un
pie en la catástrofe a un mínimo crecimiento; de financistas
enriquecidos succionando a un
Estado empobrecido al fin de las Leliq sin expropiación alguna; de la maquinita, el
derroche y el choreo organizado al equilibrio fiscal; de abrir
"kiosquitos" para la "tropa militante" a cerrar
ministerios enteros; de piqueteros y “marchas”
con cócteles molotov y pedradas a poder trabajar libremente y
en paz; de amparar delincuentes, guerrilleros y desviados
antinatura a intentar una política seria de derechos humanos; de
empoderar a un Estado cada vez más grande
y corrupto a un ministerio de desregulación; del relato setentista a
un desfile militar con nuestros héroes de Malvinas; del
genuflexo servilismo al globalismo y la ONU (Agenda 2030/2045 y/o OMS) a definir
nuestras propias políticas sociales y sanitarias; etc.; etc.;
y sigue la lista de éxitos que ya todos conocemos.
Aplausos
y más aplausos, aunque no sean una verdadera derecha.
Sin
embargo, en esta patria tan castigada, siempre hay nubes de tormenta.
Tormentas con aquel granizo que hizo añicos los sueños macristas y
que ahora amenaza los libertarios. Es muy
fácil subirse al carro triunfal creyendo que uno se las sabe todas, y
es aún más fácil perder la huella.
Este
gobierno de coalición necesita de todas sus partes aunadas en un
plan de gobierno, no es bueno creer que por ganar una elección, y
tener asegurada la próxima (2005), se puede subyugar
al resto haciendo escuchar una única voz.
El amo
de la redes ayuda a ganar elecciones y la
hermanita es buena titiritera, y nada más. Son unos
improvisados, y muy horribles
definiendo funciones y/o funcionarios. Necesitamos pensar la política y para eso se requiere, al
menos, seriedad.
Alinearse
sin condiciones con EEUU e Israel, apoyando a la
derecha protestante filo-racista norteamericana, al judaísmo talmúdico cabalista y al sionismo internacional no es buena
política externa. Nada
tiene que ver con nuestro acervo cultural y religioso. Salir del
"Latinoamericanismo" que no significa nada y combatir al
zurdaje apátrida que lo inventó está muy bien, pero no para saltar a la idolatría
yanqui. No traicionemos a Hispanoamérica.
Fomentar
un dólar barato no es buena política cambiaria. Es
evidente que sufrimos inflación en dólares, que los insumos
carísimos ya no justifican la inversión productiva de
ninguna pyme. Ningún
empresario, y mucho menos ningún comerciante, querrá bajar los
precios para ganar menos, rematará sus stocks para comprar dólares y cerrará esperando mejores
vientos. Nuestros
“empresarios” no
quieren y no querrán competir, y no cambiarán al menos en 50 años.
Ya hemos vivido
implosiones similares. Aunque las circunstancias ciertamente son
diferentes (las reservas están aumentando y la deuda bajando), no se
puede inflar un globo hasta el infinito. Levanten el cepo y verán
como aparecen pesos para comprarle todos los dólares al banco
central en 15 minutos. Y
si consiguen más dólares del FMI o de préstamos privados, también. La otra
alternativa es bajar impuestos. Esperemos que esta sea la alternativa en cartera. Y que continúe exitosamente el desmantelamiento del elefantiásico e inútil Estado hasta reducirlo a sus 3 o 4 funciones básicas. Y si recortan de más, no importa, habrá tiempo de corregir.
Idolatrar
a algunos nombres, por demás miserables, no es una buena
política cultural. Rivadavia,
Urquiza, Alberdi, Mitre, Sarmiento o Roca, no son ejemplos de
próceres para nuestro hijos y la patria "conservadora y
oligárquica" pro-masónica
y pro-británica
no nos enorgullece en absoluto. La generación del '80 embanderada en
el individualismo, humilló
y marginó a millones
de argentinos y engendró miserables burgueses sin sensibilidad
social que se creyeron de
sangre azul como
para invernar
con la nobleza
europea.
Cotorrear
permanentemente contra los
ladrones que agitando banderitas de justicia social se apoderaron de todo lo que se les ponía delante considerándolo
una justa retribución por su servicio a la patria, pero no
condenar y encerrar a ninguno, no es buena política criminal.
De Macri esperábamos la cárcel para, al menos, la jefa de la banda y
eligió combatirla en las urnas; de Milie esperábamos un ejemplar
desfile de corruptos en calzoncillos a lo Bukele,
y nada. De la jefa para abajo, todos libres disfrutando del
pillaje obtenido que nuestros indigentes y
ancianos reclaman.
En fin,
aplausos por los logros obtenidos, a no creer en una burbuja
financiera y cambiaria que, por sentido común,
tarde o temprano explotará y a respetar la cultura
hispano-católica heredada.
Finalmente,
luego del seguro triunfo electoral 2025, por favor, cumplan
con las promesas electorales para con la
vicepresidente, eso ayudará bastante a fijar el rumbo correcto.
Sin
abandonar el deseo restaurar “La Hispanidad” en nuestra patria, y
sin pecar de ingenuos creyendo que este liberalismo y/o el sistema
democrático de partidos políticos pueden ser vehículos aptos para
tal fin, seguiremos aplaudiendo los logros en el rumbo correcto y
señalando errores y desvíos.
¡Qué Dios nos ayude a “pensar la patria”!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario