La alegoría de la caverna (10/2025)

 



La alegoría de la caverna


--Ahora, continué, imagínate nuestra naturaleza, por lo que se refiere a la ciencia, y a la ignorancia, mediante la siguiente escena. 
Imagina unos hombres en una habitación subterránea en forma de caverna con una gran abertura del lado de la luz. Se encuentran en ella desde su niñez, sujetos por cadenas que les inmovilizan las piernas y el cuello, de tal manera que no pueden ni cambiar de sitio ni volver la cabeza, y no ven más que lo que está delante de ellos. La luz les viene de un fuego encendido a una cierta distancia detrás de ellos sobre una eminencia del terreno. Entre ese fuego y los prisioneros, hay un camino elevado, a lo largo del cual debes imaginar un pequeño muro semejante a las barreras que los ilusionistas levantan entre ellos y los espectadores y por encima de las cuales muestran sus prodigios. 
--Ya lo veo, dijo. 
--Piensa ahora que a lo largo de este muro unos hombres llevan objetos de todas clases, figuras de hombres y de animales de madera o de piedra, v de mil formas distintas, de manera que aparecen por encima del muro. Y naturalmente entre los hombres que pasan, unos hablan y otros no dicen nada. 
--Es esta una extraña escena y unos extraños prisioneros, dijo. 
--Se parecen a nosotros, respondí. Y ante todo, ¿crees que en esta situación verán otra cosa de sí mismos y de los que están a su lado que unas sombras proyectadas por la luz del fuego sobre el fondo de la caverna que está frente a ellos. 
--No, puesto que se ven forzados a mantener toda su vida la cabeza inmóvil. 
--¿Y no ocurre lo mismo con los objetos que pasan por detrás de ellos? 
--Sin duda. 
--Y si estos hombres pudiesen conversar entre sí, ¿no crees que creerían nombrar a las cosas en sí nombrando las sombras que ven pasar? 
--Necesariamente. 
--Y si hubiese un eco que devolviese los sonidos desde el fondo de la prisión, cada vez que hablase uno de los que pasan, ¿no creerían que oyen hablar a la sombra misma que pasa ante sus ojos? 
--Sí, por Zeus, exclamó. 
--En resumen, ¿estos prisioneros no atribuirán realidad más que a estas sombras? 
--Es inevitable. 
--Supongamos ahora que se les libre de sus cadenas y se les cure de su error; mira lo que resultaría naturalmente de la nueva situación en que vamos a colocarlos. Liberamos a uno de estos prisioneros. Le obligamos a levantarse, a volver la cabeza, a andar y a mirar hacia el lado de la luz: no podrá hacer nada de esto sin sufrir, y el deslumbramiento le impedirá distinguir los objetos cuyas sombras antes veía. Te pregunto qué podrá responder si alguien le dice que hasta entonces sólo había contemplado sombras vanas, pero que ahora, más cerca de la realidad y vuelto hacia objetos más reales, ve con más perfección; y si por último, mostrándole cada objeto a medida que pasa, se le obligase a fuerza de preguntas a decir qué es, ¿no crees que se encontrará en un apuro, y que le parecerá más verdadero lo que veía antes que lo que ahora le muestran? 
--Sin duda, dijo. 
--Y si se le obliga a mirar la misma luz, ¿no se le dañarían los ojos? ¿No apartará su mirada de ella para dirigirla a esas sombras que mira sin esfuerzo? ¿No creerá que estas sombras son realmente más visibles que los objetos que le enseñan? 
--Seguramente. 
--Y si ahora lo arrancamos de su caverna a viva fuerza y lo llevamos por el sendero áspero y escarpado hasta la claridad del sol, ¿esta violencia no provocará sus quejas y su cólera? Y cuando esté ya a pleno sol, deslumbrado por su resplandor, ¿podrá ver alguno de los objetos que llamamos verdaderos? 
--No podrá, al menos los primeros instantes. 
--Sus ojos deberán acostumbrarse poco a poco a esta región superior. Lo que más fácilmente verá al principio serán las sombras, después las imágenes de los hombres y de los demás objetos reflejadas en las aguas, y por último los objetos mismos. De ahí dirigirá sus miradas al cielo, y soportará más fácilmente la vista del cielo durante la noche, cuando contemple la luna y las estrellas, que durante el día el sol y su resplandor. 
--Así lo creo. 
--Y creo que al fin podrá no sólo ver al sol reflejado en las aguas o en cualquier otra parte, sino contemplarlo a él mismo en su verdadero asiento. 
--Indudablemente. 
--Después de esto, poniéndose a pensar, llegará a la conclusión de que el sol produce las estaciones y los años, lo gobierna todo en el mundo visible y es en cierto modo la causa de lo que ellos veían en la caverna. 
--Es evidente que llegará a esta conclusión siguiendo estos pasos. 
--Y al acordarse entonces de su primera habitación y de sus conocimientos allí y de sus compañeros de cautiverio, ¿no se sentirá feliz por su cambio y no compadecerá a los otros? 
--Ciertamente. 
--Y si en su vida anterior hubiese habido honores, alabanzas, recompensas públicas establecidas entre ellos para aquel que observase mejor las sombras a su paso, que recordase mejor en qué orden acostumbran a precederse, a seguirse o a aparecer juntas y que por ello fuese el más hábil en pronosticar su aparición, ¿crees que el hombre de que hablamos sentiría nostalgia de estas distinciones, y envidiaría a los más señalados por sus honores o autoridad entre sus compañeros de cautiverio? ¿.No crees más bien que será como el héroe de Homero y preferirá mil veces no ser más «que un mozo de labranza al servicio de un pobre campesino» y sufrir todos los males posibles antes que volver a su primera ilusión y vivir como vivía? 
--No dudo que estaría dispuesto a sufrirlo todo antes que vivir como anteriormente. 
--Imagina ahora que este hombre vuelva a la caverna y se siente en su antiguo lugar. ¿No se le quedarían los ojos como cegados por este paso súbito a la obscuridad? 
--Sí, no hay duda. 
--Y si, mientras su vista aún está confusa, antes de que sus ojos se hayan acomodado de nuevo a la obscuridad, tuviese que dar su opinión sobre estas sombras y discutir sobre ellas con sus compañeros que no han abandonado el cautiverio, ¿no les daría que reír? ¿No dirán que por haber subido al exterior ha perdido la vista, y no vale la pena intentar la ascensión? Y si alguien intentase desatarlos y llevarlos allí, ¿no lo matarían, si pudiesen cogerlo y matarlo? 
--Es muy probable. 
--Ésta es precisamente, mi querido Glaucón, la imagen de nuestra condición. La caverna subterránea es el mundo visible. El fuego que la ilumina, es la luz del sol. Este prisionero que sube a la región superior y contempla sus maravillas, es el alma que se eleva al mundo inteligible. Esto es lo que yo pienso, ya que quieres conocerlo; sólo Dios sabe si es verdad. En todo caso, yo creo que en los últimos límites del mundo inteligible está la idea del bien, que percibimos con dificultad, pero que no podemos contemplar sin concluir que ella es la causa de todo lo bello y bueno que existe. Que en el mundo visible es ella la que produce la luz y el astro de la que procede. Que en el mundo inteligible es ella también la que produce la verdad y la inteligencia. Y por último que es necesario mantener los ojos fijos en esta idea para conducirse con sabiduría, tanto en la vida privada como en la pública.Yo también lo veo de esta manera, dijo, hasta el punto de que puedo seguirte. [. . .] 
--Por tanto, si todo esto es verdadero, dije yo, hemos de llegar a la conclusión de que la ciencia no se aprende del modo que algunos pretenden. Afirman que pueden hacerla entrar en el alma en donde no está, casi lo mismo que si diesen la vista a unos ojos ciegos. 
--Así dicen, en efecto, dijo Glaucón. 
--Ahora bien, lo que hemos dicho supone al contrario que toda alma posee la facultad de aprender, un órgano de la ciencia; y que, como unos ojos que no pudiesen volverse hacia la luz si no girase también el cuerpo entero, el órgano de la inteligencia debe volverse con el alma entera desde la visión de lo que nace hasta la contemplación de lo que es y lo que hay más luminoso en el ser; y a esto hemos llamado el bien, ¿no es así? 
--Sí. 
--Todo el arte, continué, consiste pues en buscar la manera más fácil y eficaz con que el alma pueda realizar la conversión que debe hacer. No se trata de darle la facultad de ver, ya la tiene. Pero su órgano no está dirigido en la buena dirección, no mira hacia donde debiera: esto es lo que se debe corregir. 
--Así parece, dijo Glaucón. 

Platón - República - Vll

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Vivimos mirando sombras y creyendo en las interpretaciones que de esas sombras nos aventuran ufanos librepensadores esgrimiendo razonamientos cientificamente basados en la observación y la lógica. Cuando en realidad, unos y otros, estamos todos en el fondo de la caverna, encadenados, mirando una pared y escuchando idioteces.

Y con un agravante, las sombras no son casuales como en la alegoría de Platón, sino que en nuestra realidad responden a malintencionados titiriteros, y por ende, solo reaccionamos como perros de Pavlov salivando según estímulos. ¿Y la ciencia, los razonamientos, la observación y la lógica? están muy bien, gracias, pero fuera de la caverna.

En nuestra Argentina, si son los opositores, corren a defender la Universidad pública o el Garrahan porque alguien dijo que estaban en peligro, a pesar que jamás estuvieron en peligro (o al menos con en este gobierno), y en realidad, están defendiendo un nido de militantes a quienes el aparato debe mantener como barras-bravas y/o a miserables ladrones que se apropian de los recursos que la ciudadanía contribuyó para los más necesitados. Si son los oficialistas, aplauden desaforados cuando en medio del griterío se denosta la Justicia Social que claramente ni conocen ni entienden (así como tampoco los opositores K que pervierten todo lo que tocan), o cuando se menciona, en una demencial premisa, a la derecha de EEUU o Israel como baluartes de la civilización occidental, siendo en realidad que aplauden el ataque masónico o protestante a la Iglesia Católica y a asesinos racistas que buscan el poder global. Nadie corrige y les pide rendir cuentas a unos, nadie les ofrece un libro a otros, todos reaccionan a estímulos como perritos falderos.

¿A quién se le ocurre cuestionar el sistema de gobierno democrático adoptado como símbolo de "la civilización occidental", cuando en realidad, la civilización occidental y cristiana se desarrolló bajo otro sistema? ¿A quién cuestionar a los partidos políticos como "únicos representantes" del pueblo como si las organizaciones intermedias no existieran? ¿A quién cuestionar el origen y la razonabilidad de la llamada "voluntad popular" o de la falaz y pueril "el pueblo es soberano y origen de la autoridad" cuando muchos no es sinónimo de mejores ni legal sinónimo de legítimo? ¿Quién reflexiona sobre las diferencias entre los floridos enunciados prometidos en la revolución francesa y la realidad obtenida tras los peores, 250 años de la humanidad? Fuimos a la luna, pero con revoluciones, guerras y genocidios provocamos más muertos que toda la historia anterior. No sea cosa que dejemos la caverna y nos demos cuenta que estamos absolutamente idiotizados por ideólogos titiriteros que destruyeron un mundo que era mejor y que, desde entonces, vía leyendas negras nos dicen qué pensar; que estamos esclavizados por la partidocracia corrupta que con la promesa de un futuro mejor, que nunca llega, nos enfrenta y nos incita, inclusive, a odiarnos y matarnos unos a otros, mientras ellos se enriquecen. Recordemos que las revoluciones empezaron con promesas, expropiaciones y cortando cabezas, continuaron "distribuyendo" riquezas robadas hasta agotarlas y terminaron en aún más corruptas tiranías con un pueblo aún más hambreado y cortando cabezas de quienes osen quejarse.

¿A quién se le ocurre cuestionar por qué cada ciudadano debe tener o adherir a una "ideología"? ¿Quién reflexiona sobre el origen y la existencia misma de las ideologías? ¿Quién reflexiona cómo era el mundo de las ideas antes de las ideologías? No sea cosa que descubramos que a un minúsculo grupo se le ocurrió "un romántico cuento de hadas de todos igualitos en total libertad en un mundo sin fronteras ni propiedad privada, sin guerras y con fraternales convivencias entre humanos herbívoros y animales carnívoros", y/o un sinfín de utopías romanticonas propias de modelos en concursos de belleza, que apelan a gobernar nuestra falta de intelecto con sentimentalismos y a esclavizarnos a través de una lágrima, mientras estos ideólogos se enriquecen vendiendo libros y dando conferencias a ricos esnobs. Y todos cantamos el himno "Imagine", sin darnos cuenta del conjunto de aberraciones y necedades que postula y que nos convertirían en maleables descerebrados pastando en paz en una nube alucinógena al servicio de los poderosos.

¿A quién se le ocurre cuestionar la ideología de género? ¿Quién reflexiona que la realidad biológica de nuestra anatomía, órganos, química, cerebro e impulsos en armonía, son los que definen nuestro sexo? ¿Quién cuestiona que los desvíos antinatura se justifiquen, se aplaudan y hasta se promocionen causando aún más daño? No solo a nadie le importa condenar a un hermano a vivir infeliz en el desorden antinatural, sino que además lo alientan y le dan una palmadita en el hombro.

¿A quién se le ocurre cuestionar las religiones orientales que "nos permiten" alcanzar el nirvana, olvidarnos de los sufrimientos e "iluminar nuestro espíritu"? ¿Quién reflexiona sobre las divinidades adoradas en cada postura del yoga o las manos mágicas sanadoras del reiki o la búsqueda del bienestar emocional con meditaciones del mindfulness, o la esotérica consulta, a través de las constelaciones familiares, a los espíritus de nuestros ancestros por traumas que ellos hayan sufrido y que puedan afectar nuestra existencia hoy día? Por estafar con baratijas menos evidentes, en la antigüedad, te daban flor de paliza y te desterraban al desierto.

¿A quién se le ocurre cuestionar a las jerarquías de la religión católica que, desde la cornisa con la apostasía, "dialogan" con el mundo moderno y "se actualizan" con las nuevas corrientes? ¿A quién, llamar a la reflexión a obispos que públicamente dicen burradas? ¿A quién, rezar para que el Espíritu Santo los ilumine al menos cuando se reúnen en su nombre? Por "negar" la reyecía de Cristo, (como recientemente con la reforma de la constitución de Santa Fé), y permitir que masones, liberales y socialistas reinen, ya tuvimos en un siglo dos naciones con guerras civiles y con miles de mártires sacrificados por odio a la fe, sin jamás haber levantado arma alguna, y otros miles muertos en buen combate.

¿A quién se le ocurre cuestionar al judaísmo talmúdico y al sionismo? ¿A quién cuestionar al islam? No sea cosa que descubramos que ambos odian y buscan el exterminio del cristianismo, como lo hace el primero con la masonería procurando la destrucción de la Iglesia Católica o como el segundo decapitando y quemando cristianos, incluidas mujeres y niños, en un nuevo genocidio en África (mas de 7.000 muertos sólo en 2025) y ahora también en Siria, dónde "se terminó la dictadura y ahora gobierna un ex-combatiente del ISIS con el apoyo de Israel" (¿?) y que bien trajeado ahora discursea en la ONU ¡y el mundo lo aplaude!

Estamos hartos de mirar las sombras y creernos las idioteces que argumenta otro ignorante como nosotros que nunca salió de la cueva. Pero la historia no siempre fue así y quizás por eso, no se enseña.

La caverna subterránea es el mundo visible. El fuego que la ilumina, es la luz del sol. Este prisionero que sube a la región superior y contempla sus maravillas, es el alma que se eleva al mundo inteligible.

... toda alma posee la facultad de aprender, un órgano de la ciencia; y que, como unos ojos que no pudiesen volverse hacia la luz si no girase también el cuerpo entero, el órgano de la inteligencia debe volverse con el alma entera desde la visión de lo que nace hasta la contemplación de lo que es y lo que hay más luminoso en el ser; y a esto hemos llamado el bien,

Todo el arte consiste pues en buscar la manera más fácil y eficaz con que el alma pueda realizar la conversión que debe hacer. No se trata de darle la facultad de ver, ya la tiene. Pero su órgano no está dirigido en la buena dirección, no mira hacia donde debiera: esto es lo que se debe corregir

A nuestra nación le tocó nacer en el mejor imperio de la historia que nos adoptó y trató como hijos, pero los liberales adoradores de la ilustración francesa falsificaron nuestra historia, de más de 500 años de Hispanidad, y nuestra cultura criolla, surgida del "encuentro de dos mundos", y así nos está yendo.

En el mes de Octubre festejamos el Día de la Raza, o día de la Hispanidad, pero también festejamos a Nuestra Señora del Pilar. En el año 40, Santiago predicaba en España, y no le estaba yendo muy bien. Fue entonces que la Virgen protagonizó una bilocación y estando físicamente en Jerusalén se le apareció de pie sobre un pilar de mármol en Zaragoza. Le pidió que construyese allí una iglesia, con el altar en torno al pilar donde estaba de pie y prometió que «permanecerá este sitio hasta el fin de los tiempos para que la virtud de Dios obre portentos y maravillas por mi intercesión con aquellos que en sus necesidades imploren mi patrocinio». La "coincidencia" de los festejos hizo el resto. Hoy, la Virgen del Pilar es patrona de la Hispanidad y las banderas de todas las naciones hispanoamericanas ondean en su templo.

Los iluminados liberales crearon una seudo-política sin Dios ni orden natural, basada exclusivamente en el número como sustento de la razón. El bien y el mal quedaron sujetos al capricho de unos pocos, a la manipulación de las masas y a la cantidad de votos. La soberbia se adueñó de las palabras y ellas significan lo que el líder de turno quiera. Dios no es un Dios que debamos respetar en todos los órdenes de la vida, sólo es una ilusión fruto de la ignorancia, que podemos usar para decorar alguna pared de la casa. Y bajo estos postulados, nos condenaron a todos a vivir en el fondo de la caverna.

A muchos nos ha ocurrido algo parecido en nuestra vida personal, recibimos la mejor formación y de repente, la soberbia borró el pasado y terminamos revolcados en el barro. Alguien debe haber rezado muchísimo por nosotros que tuvimos la gracia de arrepentirnos y volver.

Recemos entonces por nuestra Argentina, porque si hoy alguien lograra salir de la caverna y decidiera realmente estudiar nuestra historia de más de 500 años, reflexionar sobre nuestra realidad y volver a las profundidades de la cueva a desasnarnos y liberarnos de las cadenas de la ignorancia en pro de nuestra identidad criolla ..., pobrecito, Dios tenga piedad y acorte su sufrimiento y martirio. 


¡Qué Dios nos ayude a “pensar la patria”! 




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