Acerca de la Rebeldía (05/2020)


Escuchamos a menudo expresiones tales como “Sana Rebeldía”, pero resulta que, si nos ajustamos a la definición de la RAE, donde rebeldía es

“sublevar, levantar o incitar a alguien que falte a la obediencia debida,

sería un desvarío adjetivar a algún tipo de rebeldía como sana, y sería igualmente de insano, adjetivar a quien incita a la misma, como alguien respetable o digno de imitación.



Llama la atención que, justamente los rebeldes son quienes, tergiversando términos y manipulando significados, conforme al humor de quien los interpreta, logran confundirnos postulando incoherencias tales como que la rebeldía y la sublevación son virtudes propias de buenas, sanas e inteligentes personas.

“Autoridad, Jerarquía, Mando, Orden, Deber y Obediencia” al igual que “Subvertir, Sublevar y Rebeldía” son los significados habitualmente “deconstruidos” para que los primeros nos resulten “opresivos e injustos” y los segundos “un canto a la libertad”.

De igual forma, manipulan excesivamente el término “Revolución”, que hasta Cristo puede devenir en “gran revolucionario”, y por supuesto, nada más lejos de la Verdad.

Pero hoy, discutiendo “la rebeldía” tendremos suficiente. “Las revoluciones”, próximamente …

Entonces, antes de comenzar, acordemos mínimamente respetar algunas definiciones en honor del entendimiento mutuo (o al menos, para poder tener una discusión con un poquito de coherencia).

Perdón por mis errores y/u omisiones, pero si el presente sirve para hacer pensar a los desprevenidos, bienvenidos.

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Lo mínimo indispensable, para no extendernos hasta el infinito, dada la amplitud de la temática, seria:

1.    La Autoridad.

Poder que gobierna o ejerce el mando … Potestad, facultad, legitimidadPrestigio y crédito que se reconoce a una persona o institución por su legitimidad o por su calidad y competencia en alguna materia.

Y quien ejerce el poder (Legislador, funcionario o magistrado), debe ser irreprochable. Caso contrario no es una Autoridad, es un usurpador del Poder.
(lo siguiente se refiere a autoridades religiosas, pero aplica por igual)

Dios le pidió a Abraham: “Camina en mi presencia y se irreprochable” y San Pablo le recomendó a Tito: “… debe ser irreprochable, … no tachado de libertinaje ni de rebeldía, … no arrogante, no colérico, no bebedor, no violento, no dado a negocios sucios; … sino hospitalario, amigo del bien, sensato, justo, piadoso, dueño de sí”.

2.    La Ley (o la Orden).

Precepto dictado por la autoridad competente, en que se manda o prohíbe algo en consonancia con la justicia y para el bien de los gobernados.

Su contenido debe ser justo. Caso contrario no es Ley y no se le “debe obediencia”.

“Lex injusta non est lex”, decía Santo Tomás de Aquino; “Ay de aquellos que dictan leyes injustas y con sus decretos organizan la opresión”, profetizaba Isaías; y que “Las leyes contrarias a los derechos humanos, no son válidas…”, sentenciaba Juan XXIII.

3.    Estado / Poder / República

Forma de organización política, dotada de poder soberano e independiente, que integra la población de un territorio … cuya máxima autoridad es elegida por los ciudadanos o por el parlamento para un período determinado… Por oposición a los gobiernos injustos, como el despotismo o la tiranía, forma de gobierno regida por el interés común, la justicia y la igualdad.

El Estado es necesario para que la población alcance el Bien Común desarrollando una “buena vida humana” en todos sus aspectos (no sólo el material). Caso contrario no es un gobierno legítimo y sus normas carecen de validez.

Aristóteles enunció el principio común, a sa­ber que, “en toda realidad compleja, compuesta de partes, debe exis­tir un elemento capaz de asegurar la unidad y cohesión entre las mismas” (La Política, I, c.5).

Y Santo Tomás de Aquino continuaba calificándolo, “la legitimidad del gobierno reside en su capacidad efectiva para conducir un pueblo a su buena vida humana”.

“Que toda la actividad política y económica del Estado esté ordenada a la realización permanente del bien común, es decir, del conjunto de condiciones exteriores necesarias a los ciudadanos para el desarrollo de sus cualidades, en los planos religioso, intelectual, moral y material” (Pío XII, Men­saje del 5-1-42).

Y racionalmente podríamos concluir que, cuando estos componentes confluyen se constituye la legitima autoridad y la obediencia debida.

Entonces, ¿la rebeldía? ¿es un delito o una inmoralidad, según corresponda a quien o que se desobedece?, ¿y el rebelde? ¿será que desobedece a uno, pero para obedecer a otro? ¿“le servirá a un dios diferente”? …



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Ahora bien, algunos con buenas intenciones, pero con confusión de términos o escases de lenguaje, interpretan que existe una “sana rebeldía” cuando se incita a desobedecer a una autoridad ilegitima o reprochable, o a no cumplir una orden ilegal o inmoral.

Vale aclarar que en estos casos no habría “rebeldía” por no existir el “deber de obedecer”, la autoridad estaría viciada de nulidad por tiranía o dictadura, y/o la orden por ser injusta.

De esto tenemos una funesta experiencia en la Argentina, ya aprendimos con una buena dosis de indignación, que no es lícito alegar en defensa propia la obligación de obedecer cuando la orden que se cumplió era un delito o una inmoralidad.

Pero una orden injusta no es atributo exclusivo de una dictadura, esta también podría ser emanada de un gobierno legal (“legítimamente democrático”, exagerarían nuestros “politiqueros”), ya que una ley legalmente promulgada no tiene el poder por si misma de convertirse en una Verdad.

Y frente a una orden injusta, estamos obligados a la desobediencia civil (o a la objeción de conciencia) y a ejercer el derecho a la resistencia frente al poder abusivo. 

Conceptos estos bastante diferentes a la rebeldía, ya que la rebeldía es desobedecer “el deber de obedecer”. O mejor dicho, la rebeldia se trata de desobedecer a una autoridad legítima (obedeciendo a otro poder ilegítimo que intenta subvertir y socavar al primero).

Y solo si estuviéramos frente a una verdadera catástrofe del orden político, con frecuentes abusos ejercido con por un poder ilegitimo -de origen o de ejercicio-, estaría permitido hablar de Rebelión o Revolución. Debe poder interpretarse siempre como una extensión del derecho individual a la Legítima Defensa. Y pese a haber sufrido gobiernos horrendos en Argentina, realmente no encuentro ningún ejemplo válido.

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Formas de Gobierno y Autoridades legítimas.

León XIII, dice en “Diuturnum Illud”: “Es importante advertir en este punto que los que han de gobernar los Estados pueden ser elegidos, en determinadas circunstancias, por la voluntad y juicio de la multitud, sin que la doctrina católica se oponga o contradiga esta elección. Con esta elección se designa al gobernante, pero no se confieren los derechos del poder. Ni se entrega el poder como un mandato, sino que se establece la persona que lo ha de ejercer.”
Resumiendo, la doctrina afirma que Dios es el origen de toda autoridad, pero las sociedades organizadas tienen libertad para elegir a las personas que habrán de “ejercer” las funciones del Estado.

Desobediencia Civil u Objeción de Conciencia o Resistencia.

Santo Tomás Moro, supo testimoniar hasta el martirio la “inalienable dignidad de la conciencia”. Sometido a diversas formas de presión psicológica, rechazó toda componenda, y sin abandonar “la constante fidelidad a la autoridad y a las instituciones” que lo distinguía, afirmó con su vida y su muerte que “el hombre no se puede separar de Dios, ni la política de la moral”.

Y Santo Tomas de Aquino clarifica “La clave material para determinar si una ley positiva es congruente con la Ley Natural es saber si está al servicio del bien común, o sea, si es justa, puesto que la justicia es la virtud cuyo fin es el bien común.”

Rebelión.

“La resistencia a la opresión de quienes gobiernan no podrá recurrir legítimamente a las armas sino cuando se reúnan las condiciones siguientes: 1) en caso de violaciones ciertas, graves y prolongadas de los derechos fundamentales; 2) después de haberse agotado todos los otros recursos; 3) sin provocar desórdenes peores; 4) que haya esperanza fundada de éxito; 5) si es imposible prever razonablemente soluciones mejores.”
Catecismo de la Iglesia Católica Nº 2243

En palabras de Pablo VI: “No se puede combatir un mal real al precio de un mal mayor”
(PP, 31)

“La situación actual prueba sobradamente el fracaso del recurso a la violencia como medio para resolver los problemas políticos y sociales. La guerra destruye, no edifica; debilita las bases morales de la sociedad y crea ulteriores divisiones y tensiones persistentes”.
San Juan Pablo II – XXXII jornada mundial por la paz.

Hasta aquí, solo algunos mínimos e indispensables conceptos como para reconocer prontamente si estamos frente a una reflexión seria y madura (aunque contenga algunos errores); o si estamos frente a la inescrutable verborragia de algún intelectualoide justificando lo injustificable, … o si estamos frente a una estupidez supina de esas que generan tragedias.

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Imaginemos a un niño frente a su tarea para el hogar con un problema donde aplicar “la regla de tres simple”, pero como cuando la maestra explicó, el señorito estaba absorto en Babia, desconoce que existe un método para plantear y solucionar su problema. Entonces se asusta de su propia ignorancia e incapacidad, llora, patalea y revolea el cuaderno expresando su rebeldía, y cuando le preguntan, ¿qué le pasó? ¡lo justifica!
  • Pueriles reacciones, despiertan nuestra ternura.
  • Adolescentes reacciones, cuestan indigestiones, pero se entienden y hasta se justifican. Habitualmente, sus reacciones hacen temblar al más valiente, el consuelo es que deberían terminar al llegar la madurez.

"los jóvenes son concupiscentes de carácter y les encanta hacer siempre lo que desean”.
Aristóteles - La retórica

  • Ahora bien, hasta acá las conocidas rebeldías "juveniles", lógicas o aceptables. Pero cuando estas reacciones vienen de gente grande, despiertan la bestia que, pese a todo y con extremado esfuerzo, estamos obligados a contener (aunque no siempre lo logremos, y entonces … ¡a joderse hombre!).

El personaje imaginario en cuestión rechazará el esforzado camino del estudio y del trabajo intelectual y se lanzará a transitar la vida pública como “un perro rabioso que se persigue frenéticamente la cola”, filosóficamente hablando; para finalmente, siendo adulto con su rebeldía madura, su incapacidad desarrollada y su espíritu rebosante de odio, promoverá estupideces como las siguientes:


“No son los rebeldes los que crean los problemas del mundo, son los problemas del mundo los que crean a los rebeldes”.


“… pero en el fondo de su alma germina la rebeldía, sentimiento bendito que rompe cadenas y redime esclavos”.

Ricardo Flores Magón (1873-1922) liberal devenido en anarquista



Estas y similares supinas estupideces, dichas quizás con la mejor de las intenciones o desde la inocencia (y permítanme dudar de ambas), fueron las que, sirvieron de abono y justificación cuando alguna bestia peluda las llevó a la práctica y causó alguna tragedia.

  • el Partido Liberal Mexicano, el mismo que promulgó la Constitución de 1917 y fomentó la persecución religiosa con asesinatos indiscriminados, hasta desatar la Guerra Cristera y 250.000 vidas humanas perdidas
  • la Segunda República Española (1931) que perseguirá y asesinará a 2.000 personas como antesala de la Guerra Civil (1936) que se cobrará 500.000 vidas más.  
  • el Nacionalsocialismo (1920) que se convertirá en la más horrenda de las ideologías exterminando a 6.000.000 personas por odio racial e invadiendo Europa y causando 60.000.000 muertos en la 2° Gran Guerra.
  • y podría seguir con Rusia, China, Vietnam, Cuba, Latinoamérica, etc., etc., y entre rebeldías y revoluciones podríamos llegar a casi 100.000.0000 de personas asesinadas entre 1917 y 1997. 
Y todas ellas empezaron expresando una “sana rebeldía” … infamias solo dignas de mal nacidos.

Rebeldías que llegando al poder violaron derechos fundamentales, generaron duras reacciones para restaurar la autoridad legítima y el orden.

Y si bien algunas de estas reacciones fueron “casi santas” (como la polaca), también debemos resaltar que la mayoría distaron mucho de haberlo sido y sólo sumaron más desgracias (desde la escuela de las Américas y los desaparecidos, hasta el napalm y la bomba atómica).

A fin de evitar este macabro juego de acciones y reacciones, que en definitiva ultrajan a la humanidad toda, debemos evitar “las rebeldías” y debemos respetar el poder organizado.

“La Política permite coordinar pacíficamente todas las acciones de todas las voluntades”.
Aristóteles

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Ahora bien, si estos rebeldes, ya del siglo pasado, “huelen a viejo” y les parece que no merecen nuestra atención, totalmente de acuerdo. Sólo los menciono porque son quienes “engendraron” al próximo grupo de postmodernos “rebeldes intelectuales”, que son quienes generarán las grandes tragedias que están por venir.


Y todo comenzó con la crítica a la modernidad que incumplió sus promesas del paraíso terrenal y la felicidad que no llegó a través del consumo. Pero optaron por la rebeldía en lugar de la reflexión, y aprovecharon para acusar de anticuados, fóbicos, discriminadores, intolerantes, estructurados, nazis y/o fascistas a todos los demás que no entendían (ni entendemos) ni las justificaciones que esgrimen en defensa de sus enfermedades y aberraciones en lo personal, ni las idioteces que esgrimen en lo político o social.


Existen innumerables ejemplos de estos retorcidos personajes, responsables de tantas calamidades, (Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Paul-Michel Foucault, Jaques Derrida, Judith Butler, Avram Noam Chomsky, Louis Althusser, Antonio Gramsci, etc.) pero elegiré los que parecen un poco más actuales y cercanos.



Empecemos por Karl Popper, un filósofo austrohúngaro-judío-británico (1092-1994) quien inventó sus propios “Criterios de Demarcación Científica” para decir “que es y que no es” una “Proposición o Teoría Científica”.

Luego definió que las proposiciones son científicas solo si pueden ser “refutables”, es decir, susceptibles de que en algún momento se puedan plantear ensayos para contradecirlas o invalidarlas; y, por lo tanto, ninguna es "totalmente" verdadera, sino que, solo “transitoriamente” verdadera, porque aún no ha sido refutada.

Y finalmente propuso el método científico de la “Falsación” (o “Racionalismo Crítico”) por el cual se avanza científicamente en la medida que se refutan (o invalidan) proposiciones anteriores.

Todo este palabrerío, digno del reino del revés, fue para asegurar que “no existe la verdad científica, que sólo se formulan teorías más o menos respetables hasta que alguien las refute” y que “la Filosofía, la Metafísica, la Moral, etc., no son conocimientos científicos, ya que no son susceptibles de ser refutados”.

Pero sí sería conocimiento científico, por ejemplo, “El Evolucionismo”, ya que la “sopa primordial” como origen de la vida sería “una teoría respetable”. Aunque desafíe la lógica afirmando que la vida existe por "evolución de lo que no es vivo", aunque "nada evolucione a menos que ya exista".

Pero lamentablemente estas afirmaciones se vendieron muy bien y fueron aceptadas y utilizadas, por izquierdistas y liberales por igual (anticatólicos todos, claro), para “invalidar científicamente” a Dios y la Creación, la metafísica, la filosofía, la moral, etc.

“Todos recordamos cuántas guerras religiosas se libraron en pro de una religión del amor y la suavidad; cuántos cuerpos fueron quemados vivos con la intención genuinamente bondadosa de salvar sus almas del fuego eterno del infierno. Sólo si abandonamos toda actitud autoritaria en el ámbito de la opinión (...) podemos abrigar la esperanza de refrenar los actos de violencia inspirados por la piedad y el sentido del deber.”
Karl Popper

Y ya tenemos a un adulto “revoleando el cuaderno, rechazando lo que no entiende, no queriendo estudiar y justificándose, aun mintiendo a sabiendas”.

No poseo la preparación adecuada para discutir cada una de sus definiciones (y ya estoy viejo para sentarme a discutir con viles mentirosos), mejor que Platón, Aristóteles, Santo Tomás de Aquino y la Santa Inquisición se defiendan solos, y hablando a través de sus grandes obras, se ocupen de este oscuro personaje.

Nosotros continuemos ahora con George Soros, otro húngaro-judio-americano (1930), nada filósofo, solo un exitoso esbirro del dios Dinero, quien incorporó a la pócima Popperiana un poco de contracultura Gramsciana para “deconstruir” los conceptos de nación, patria, familia, sexo, etc.; y la está utilizando para sus sueños de dominio mundial.

Tiene 90 años, no creo que llegue a cumplir sus sueños, pero, aun así, ya hizo mucho daño y nos dejará un lindo regalito.
Este personaje logro notoriedad en 1992 cuando le hizo perder 1.400 millones de Libras al Banco de Inglaterra y últimamente cuando donó (o invirtió) 8 mil millones de dólares en causas relacionadas con “la educación, la salud pública y los derechos humanos”, desde las “Open Society Foundations”.
“George Soros, ha llegado a la conclusión de que la sociedad abierta hoy debe ser entendida como sociedad amorfa. Carente de forma, carente de tradiciones, carente de identidad. Con unos individuos desarraigados de su historia y de toda religión –de modo eminente, del cristianismo–. Y ello como condición necesaria para el advenimiento de la Utopía definitiva: la implantación del Estado Global y del Nuevo Orden Mundial bajo unas premisas absolutamente neoliberales. Y no tanto para que el sistema financiero y las nuevas megacorporaciones digitales ganen aún más dinero –que también– cuanto para implantar un nuevo modelo social y nada menos que una nueva forma de entender al ser humano y el mundo.

… Como es bien sabido, la Open Society Foundation de Soros trabaja contra Putin y contra el gobierno del húngaro Viktor Orban, a la vez que, en Europa occidental, financia a las feministas radicales de Femen y a movimientos LGTB y apoya la legalización del cannabis, el aborto, el matrimonio homosexual, la inmigración musulmana y la acogida de refugiados, la ideología de género, el inglés como lengua global, el animalismo, la interacción –también sexual– entre hombre y robot, la renta básica universal y la supresión del dinero físico. Todo ello como parte de la agenda globalista del Nuevo Orden Mundial, que busca debilitar y fragmentar Europa (no en vano, las fundaciones de Soros apoyan la independencia de Cataluña, dentro de una más amplia estrategia de balcanización de Europa), igual que hace unos años impulsaron la llamada Primavera Árabe y el Euromaidán en Ucrania.” 

Antonio Martínez – Popper, Soros y el nuevo orden mundial



Estos rebeldes “quieren” diferenciarse de los del siglo pasado. En orden a ser “más aceptados” entremezclan alguna “media-verdad” con “un lenguaje complaciente” pero llaman igualmente a la destrucción del orden y al reino de la podredumbre, cuando no, a un buen negocio.


En mi opinión, y salvo que medie un milagro, estamos frente a la próxima tragedia …


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¿Y mientras tanto en Argentina? Bueno, acá tenemos

  • al Tío Alberto convertido en el “chapulín colorado” y golpeando con su “chipote chillón” a todos los que transiten sin permiso durante la cuarentena y a los quieran volver a vivir en democracia con el equilibrio republicano de los tres poderes, también
  • a “SMRMR…-Su Majestad, Reina Madre Reverendísima … y sus 40.000 ladrones, zafando de la justicia (y de las prisiones) y ocupando posiciones estratégicas para robar descaradamente aprovechando hoy la cuarentena y mañana el default y la fundación de “La nueva República Bolche-Peronista-Bolivariana de Argentina”
  • al Marxismo Cultural infiltrándose en las estructuras del gobierno para pudrir cuanto cerebro sano encuentre y sin decir ni una palabra de los corruptos (como parte del pacto de “no agresión” con SMRMR y de la tajada que también deben morder)
  • y a los Argentos Progres absortos en Babia hablando como idiotas preocupados por el “Lenguaje Inclusivo”.






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Finalmente, para cerrar les comparto una vieja narración


Cuenta la tradición que, en cierta ocasión, un bandido llamado Angulimal, fue a matar a Buda. Y Buda le dijo: "Antes de matarme, ayúdame a cumplir un último deseo: corta, por favor, una rama de ese árbol."

Angulimal le miró con asombro, pero resolvió concederle aquel extraño último deseo, y de un tajo hizo lo que Buda le había pedido.

Pero luego Buda añadió: "Ahora, por favor, vuelve a pegar la rama al árbol, para que siga floreciendo."

"Debes estar loco -contestó Angulimal- si piensas que eso es posible."

"Al contrario -repuso Buda-, el loco eres tú, que piensas que eres poderoso porque puedes herir, matar y destruir. Eso es cosa fácil, de niños. El verdaderamente poderoso es el que sabe crear y curar."

Para destruir, para arrasar, para gritar de forma estéril, para estar diciendo siempre que todo está mal, que no es esto...; para todo eso no hace falta arte, ni ciencia, ni esfuerzo, ni cualidades.
(Antigua Fábula)

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¡Qué Dios nos ayude a “pensar la patria”!





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