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Humanista y Pedagogo (08/2020)
Comparto fragmentos de una nota recientemente publicada con
motivo de cumplirse un nuevo aniversario del fallecimiento de este educador …
Tiempos memorables (03/2020)
Quiero continuar con algunas
reflexiones sobre Educación, no como experto, que no lo soy, sino como simple
ciudadano que observa horrorizado como nos vamos hundiendo en la decadencia comprometiendo el futuro de nuestra patria y que demanda de los expertos
algunas acciones correctivas.
Los educandos no tienen ninguna
oportunidad de pensar diferente, el adoctrinamiento cubre todos los aspectos, y
todos, por supuesto, están plagados de falsedades y errores, cuando no de
espantosos horrores.
Desde una reinterpretación
“moral” de “inmoralidades” hasta mal-hablar como idiotas para justificarlas,
pasando por la falsificación de las palabras para esconder ignorancias cuando no
vaciamiento cultural y subversión política.
Organización Escolar (02/2020)
Retomando mis notas sobre
Educación de diciembre 2018 (¿Qué enseñanza queremos?), dónde transcribía a L.
Castellani de 1943
“La solución vital del problema de la escuela
primaria está en descongestionar la carga artificial del Estado trasladándola
por partes a sus instancias naturales a saber: la iniciativa privada
debidamente estimulada, dirigida y controlada”
… para
cerrar entonces diciendo
Los profesionales de la educación están para
construir “opciones de educación”, pero nunca para imponer alguna. El Estado
está para subvencionar las necesarias y/o requeridas, pero nunca para imponer
una única. Y sólo los padres, sólo ellos, están para decidir qué formación
desean para sus hijos
… hoy
me gustaría continuar con algunos claros ejemplos.
Varón y Mujer (07/2019)
Que
las facultades de Filosofía y Letras y de Ciencias Sociales, ambas de la UBA,
siempre han sido los reductos de la “crème de la crème” intelectualoide
vernácula, esto ya es bien sabido, y lamentablemente, desde hace décadas. Yo
personalmente, hasta evito pasar por el frente porque temo al daño neuronal, son
nuestro Chernóbil con su núcleo expuesto “formando” mutantes por decenas.
¿Qué enseñanza queremos? ... (12/2018)
Mis últimos comentarios fueron:
“Empecemos por recuperar la educación y a nuestros educadores. Necesitamos
re-educar a los maestros y profesores en la fidelidad a los valores de nuestra tradición”.
La “enseñanza descarriada” se
observa a simple vista, en el traperío de los frentes de los colegios o en una
marcha docente, la cartelería y los slogans utilizados denotan “ausencia de educación”.
Históricamente, hemos regalado los títulos docentes y los efectos sobre los alumnos
ha sido el de una aplanadora. Pero en todo caso, esos serían signos del “fracaso
efectivo de la enseñanza”, y yo intento hablar de la perversión, la degradación
y el envenenamiento en la “formación” de nuestros educandos.
Manipulación de niños y adolescentes
para reclamar “derechos” que no son los de los niños exactamente, menosprecio manifiesto
por los valores, la jerarquía y la trascendencia, falta de respeto (y en muchos
casos, siembra del odio) a nuestras instituciones e investiduras, falta de vocación
y la reducción del trabajo a conceptos economicistas, desprecio por nuestra
cultura y el lenguaje, la deformación adrede o la interpretación ideologizada (no
científica) de la historia y la inculcación de valores ajenos a nuestra
raigambre, y etc., y etc., y podría seguir y seguir … todos ellos signos de
que algo huele a podrido.
¿Qué país queremos? ... (11/2018)
La democracia argentina
necesita un cambio profundo.
Según
nuestra constitución: Art. 22 “El pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de sus
representantes” y toda “reunión de personas que se atribuya los derechos del pueblo
y peticione a nombre de éste, comete delito de sedición”. Art. 38 “Los
partidos políticos son instituciones fundamentales del sistema democrático. …
garantiza … la representación de las minorías, la competencia para la
postulación de candidatos a cargos públicos electivos …” y “El Estado
contribuye al sostenimiento económico de sus actividades y de la capacitación
de sus dirigentes”.
Y ya sabemos que los partidos
políticos no representan a nadie y que son “una casta selecta” que sólo se
preocupan de su propia supervivencia. Que cualquiera corta una calle, interrumpe
un servicio, pintarrajea o destruye nuestra propiedad, agrede, insulta y/o
vocifera en nombre de “el pueblo” y nadie va preso ni por sedición ni por rebelión (que sería más apropiado en algunos casos). Que el Estado no contribuye a la
capacitación de ningún dirigente, mucho menos uno político (el congreso evidencia incapacidades por centenas). Y que lo único cierto es que solo unos pocos laburantes mantenemos
con nuestro dinero una élite de zánganos privilegiados que nos gobiernan y
roban.
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