
En varias oportunidades, he intentado escribir algunas reflexiones sobre educación, nunca como especialista que no lo soy, siempre como simple ciudadano y padre, haciendo el mejor esfuerzo por entender a los que sí saben. Sepan disculpar errores.
- ¿Qué enseñanza queremos?
- Organización escolar
- Tiempos memorables
- Humanista y pedagogo
- párrafos referidos a educación en: Cambiar sí, pero hacia la derecha
- Sobre la prohibición del llamado Lenguaje Inclusivo
- Francisco Ferrer y Guardia
Tenemos sufridos y mal pagos docentes, aunque no del todo inocentes por someterse mansamente al adoctrinamiento. Si bien ellos no tienen responsabilidad por los contenidos que intentan imponer una cultura laicista o abiertamente marxista, es cierto que sí son parcialmente responsables por su difusión. En general, no investigan ni estudian una línea por fuera de los textos sugeridos, no examinan críticamente ni confrontan los materiales provistos ni se excusan de participar en relatos ideológicos, y se convierten así en dóciles repetidores, en lugar de ser auténticos maestros. Docentes que no saben enseñar producen alumnos sin los conocimientos requeridos, pero repetidores de malos contenidos producirán personas con rumbo extraviado.
“Empecemos por recuperar la educación y a nuestros educadores. Necesitamos reeducar a los maestros y profesores en la fidelidad a los valores de nuestra tradición”
Ni siquiera tenemos buenos pedagogos que podrían colaborar un poquito, con excepción de muy pocos muy preparados y por eso mismo muy censurados, los que abundan son esnobs que colaboran con el hueco slogan de turno y son esclavizados por las editoriales con el librejo progre de turno. La pedagogía deja de ser una ciencia reflexiva y útil, para convertirse en un engranaje de las ideologías.


El Estado, liberal al comienzo y luego populista, se adueñó de lo que no debía, pretendió proteger y asegurar la igualdad, y terminó por privarnos de auténticos maestros y degradando el nivel académico. En educación, como en todo lo que toca y no debería, nivela para abajo, y encima, se atreven a exhibirlo como logros de la "justicia social", bastardeando a la verdadera.
Habrá entonces, que arrepentirse por la inacción, expulsar a las ideologías y trabajar para corregir los vicios deformantes de las vocaciones.
“Los profesores que no sirven más que para profesores no sirven tampoco para profesores. Si usted se propone formar tal cosa, sacará un profesor bueno por cada cien; pero si usted se propone formar hombres que, además de serlo plenamente, conozcan a fondo una disciplina mental, muchísimos saldrán capaces de enseñar esa misma disciplina, porque una de las cosas —pero no la única— para la cual sirve una ciencia es para enseñarla por dinero. Pero si sirve para eso sólo, es una falsa ciencia”.
Si van a meterse donde no deben, al menos intenten hacerlo bien; pero ni el gobierno de la Ciudad de buenos aires que teme enfrentarse al discurso progre de moda y recula permanentemente, ni el gobierno de la Provincia de buenos aires que es uno de los que promueve cuanta idiotez progre le ponen sobre el escritorio, ninguno de los dos tiene intenciones de contar con carreras profesionales y jerarquizadas, y cerrar los actuales Institutos de (de)Formación Docente, antros bolche-magisteriales, responsables de la cultura marxista y de la mediocridad, cuando no ignorancia, de nuestros docentes.
Uno es utilitariamente cobarde y el otro está fanatizado por las ideologías de moda, ambos se avienen al discurso único para no perder votos, no toman decisiones que generen discusiones y serán los responsables del avance del cáncer marxista con la consecuente decadencia de nuestros jóvenes. De Kicillof a nadie le extraña, es un idiota enfermo de marxismo que desconoce su propia materia, pero Larreta, de quien algunos crédulos tenían una mínima esperanza, ha demostrado que es un exponente de la lacra socialdemócrata, como la que denuncia el loco Milei.
Mientras tanto, nuestros colegios se corroen perdiendo su forma y permiten que imberbes irracionales decidan los contenidos, aprueben las reformas y ¡elijan a los profesores!, y permiten que se gradúen las Ofelias Fernandez, serviles bolches militantes, pichones de monstruos que lavan cerebros y secan neuronas con utópicas promesas de un perverso edén falsamente igualitario (sin Dios, claro). La educación pública de gestión estatal se encuentra en clara decadencia académica y sometida al traperio inmoral verde-moco o al diabólico naranja incendiario. Con el marxismo cultural gobernando las aulas, solo podemos esperar un futuro miserable y alguna reacción tardía, poco amigable y no siempre certera, … evitemos pendular entre ambas cosas, ya lo vivimos y terminó mal.
Y la educación pública de gestión privada también está en peligro, he visto claudicar a algunos colegios parroquiales. Mientras los padres esperan que los chicos reciban una educación humanista integral, algunos curas se han convertido en complacientes eunucos, olvidaron “el camino de la Verdad y la Vida", temen usar el látigo contra los mercaderes y enfermos de clericalismo, solo se preocupan por su carrera profesional. Se esconden en la casa parroquial y desatienden los colegios delegando la rectoría y los claustros en terceros, pero continúan cobrando "subvenciones" y "cuotas de cooperadora y extracurriculares", no atienden al rebaño y estafan a los padres y a Dios.
Quisiéramos ver más sotanas educando y formando a nuestros jóvenes, como cuando moldearon la patria. Quisiéramos una Iglesia que esté a la altura, como cuando misionaba arriesgando la vida. Esto es “oler a oveja”.
Pero la realidad es otra, los gobiernos se adueñaron de la educación y por hacerse los igualitarios enfermaron de laicismo a todo el sistema, les regalaron el escenario a la izquierda que odia a la educación confesional y no quieren a ningún cura enseñando. Deben entender que, ningún docente, ningún político y ningún gobierno tienen derecho a decidir; quienes deciden qué educación quieren para sus hijos son los padres, y si algunos padres quieren curas... deben tener curas.
Los gobiernos olvidaron repasar un poquito nuestra historia. Deberían ser agradecidos con los curas en vez de atacarlos, la educación en la argentina existe principalmente gracias a los curas que hicieron colegios en cada pueblito, aún en medio de la nada, enfrentando peligros y, muchas veces, ofrendando sus vidas. Franciscanos, mercedarios, dominicos, carmelitas, agustinos y jesuitas respondieron a la mayor preocupación de la Reina Isabel, "la educación y conversión de los indígenas" y como ejemplo del "respeto y buen trato" ordenado, fueron ellos quienes estudiaron las lenguas locales para comunicarse y las enriquecieron con la escritura. Los Jesuitas fundaron la primera de unas treinta misiones en la región sur, San Ignacio Guazú (hoy Paraguay) en 1609; el primer colegio de la Inmaculada en Santa Fé en 1610 y la primera Universidad en Córdoba en 1613; todo 200 años antes que la Argentina misma. Gracias a Dios, aún quedan colegios parroquiales honrando su origen que brindan una educación de excelente calidad a cambio de una subvención de muy bajo costo para el estado.
Los gobiernos populistas, al igual que los liberales, fueron y son totalitarios. Pugnan por una educación centralizada en el estado, con un mensaje único que les garantice la supervivencia a la lacra política de turno. Confunden el asegurar “el acceso a la educación a todos los habitantes”, con que el Estado debe ser “el único empleador de docentes”. Sólo pueden enseñar quienes ellos (dis)capaciten en alguno de los centros cloacales y sólo pueden repetir los slogans que ellos distribuyan en panfletos portadores de la verdad de moda. La libertad de cátedra, la investigación científica, la voluntad y la participación real de los padres, etc. etc. nada de eso les gusta, y peor, persiguen a quienes piensan diferente y "reeducan" a los rebeldes.

Un candidato a jefe de gobierno llegó al ridículo de expresar que quiere “una ESI laica porque ¿qué puede saber un cura de sexo?”. Y nadie dijo nada ante tal cretinismo y ninguna autoridad reaccionó adecuadamente, ni siquiera las confesionales.
Pero tenía razón, para enseñar el ESI que ellos promueven se requiere de unx drag queen-bolche-no binario, y para enseñar sociedad y estado se requiere de algún terrorista o descerebrado tirapiedras o mínimamente motochorro o barrabrava. Para la ESI que nosotros queremos, necesitamos curas.
Ya hemos condenado hasta el cansancio la enfermedad del laicismo, que muy similarmente al socialismo promueve "la religión de la no-religión", porque, en realidad, nadie vive sin creer en nada, siempre terminan reemplazando a Dios por alguna cosa: por el Estado, por la voluntad popular, por la naturaleza, por la pachamama, por el antiespecismo, y sigue la lista de las diferentes enfermedades ideológicas. Hasta he visto un grafiti que decía "No creo en Dios, yo le rezo a Osvaldo Bayer", y solo por curiosidad, me encantaría saber ¿qué le puede pedir a ese charlatán cobarde y mentiroso, falso historiador y falso pacifista, confeso amigo de asesinos terroristas? ... ¡hay gente que está muy mal!
Pero en fin, crean en lo quieran, vivan como mejor les plazca, enseñen a sus hijos lo que deseen, háganse responsables de las consecuencias y nadie debería molestarlos. Pero ustedes tampoco deben molestar ni meterse con los hijos de los demás, no tienen autoridad alguna para imponer nada y el Estado sólo tiene un poder delegado que debe respetar y por el cual debe responder.
Todo niño tiene derecho a una educación LIBRE y GRATUITA. Y por libre se entiende que los padres puedan elegir la educación de sus hijos, no que sea unilateralmente impuesta y/o vaciada de los contenidos que las autoridades de turno no promueven o les incomodan. Y por gratuita, bueno, ya hemos dicho que el Estado debe desmontar esa estructura elefantiásica, corrupta y cada día más inútil, dejar de ser empleador y permitir (con dinero, claro) que se desarrollen los institutos educativos con los perfiles deseados por los padres, preferiblemente en concordancia con el perfil de nuestra Nación que es Hispano-católica.
“No queremos ni una educación laica masificada (con odio y menosprecio a Dios y/o a las religiones), ni la Fe inoculada a presión en las clases.
Quien desee rechazar a Dios debería poder hacerlo, y quien desee rechazar al demonio, también.”

¡Qué Dios nos ayude a “pensar la patria”!
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Blas Barisani
La genuina trascendencia humana se salvará únicamente con el cristianismo. El hombre, en la cosmovisión cristiana, es aún más que el puro “microcosmos” de Demócrito, que el hombre al servicio de la “polis” temporal de Aristóteles: es también una persona, vale decir, un universo espiritual y libre, capaz de conocer y conocerse a sí mismo; capaz de entender las razones de ser que fundan a las cosas; capaz de quererlas o repudiarlas libremente adoptando una posición activa frente a ellas; esto es, un universo espiritual creado por Dios y que a Dios se dirige, como a su fin último.
De esta relación inexcusable que el hombre tiene con Dios, por su dimensión personal, se infiere que el aspecto primero y fundamental de una pedagogía fidedigna será la educación de su religiosidad, entendiendo por religión el conjunto de relaciones entre la creatura racional y el Dios soberano de quien depende.
Esta religión puede ser natural o positiva. Es natural aquella que nos impone la Ley natural, y que conocemos por nuestra razón natural; es positiva la religión misma que Dios ha enseñado determinando una forma especial de culto, con la cual desea ser reverenciado por los hombres.
Que el hombre es un ser naturalmente religioso, es un hecho que comprueba la Psicología, que estudia la Teología y que prueba la Moral. Es por ello que a la Pedagogía no le pertenece probar este hecho sino tomarlo y considerarlo tal cual es. (1)
Las sociedades se presentan siempre con una religión. En todas ellas la religión forma la base, la atmósfera moral en que la humanidad respira; jamás faltó en ninguna de las manifestaciones de su existencia. De tal manera que no puede prescindirse de la religión como elemento de vida social, dado que es, forzosamente, uno de los elementos constitutivos del ser moral individual.
El elemento religioso es indispensable en la cultura humana. Las fuerzas religiosas crean los más altos sentidos del deber y de la responsabilidad, los impulsos más fuertes de la voluntad para una conducta moral.
Desde La Ciudad antigua, que Fustel de Coulanges nos pinta con abundancia de detalles, hasta nuestros días, la religión fue considerada siempre por los sociólogos como fuerte vínculo de unión entre las sociedades como lo es la tierra, el idioma y la sangre.
La religiosidad del hombre es objeto de lo pedagógico en cuanto constituye una relación natural que es necesario educar para que el hombre alcance su fin, como son educables otras relaciones naturales (Familia, Patria) desprendidas de la comunicabilidad que es esencial a la persona humana, creatura espiritual, inteligente y libre, que ha de cumplir la voluntad de Dios voluntariamente. También son educables elementos como el cuerpo, el pudor, la inteligencia, la voluntad...
La Pedagogía, al constituir en objetivo de sus preocupaciones la religiosidad del hombre, no añade nada falso o ficticio a su real naturaleza. La educación “neutra” fundamentada en una moral ajena a Dios, contradice por ello a la misma esencia de la educación. Educar –educere– significa encaminar a los educandos hacia su fin, ayudándoles a descubrir sus propias capacidades y orientando su actividad para que lleguen a perfeccionarse de acuerdo con su naturaleza y su vocación personal.
Sabemos que la naturaleza de la persona humana no se reduce al simple marco de los aspectos biológicos, sociales o psíquicos, ni la trascendencia de la persona a su proyección patriótica o cívica tan solo. Por lo tanto, una estimación plena de la educación no puede mutilarse deteniéndose únicamente en esos aspectos, sino que debe también considerar la dimensión religiosa (el “instintum divinum” de Santo Tomás) que –como otra posibilidad humana– es una de las facetas educables y, como expresáramos, la más destacada del hombre.
El dogma de la “educación neutra”, la materia independiente del espíritu, el tecnicismo libre de toda finalidad moral, han llevado al mundo al caos en que se debate.
La “escuela neutra”, al desconocer la dimensión religiosa del hombre, suprime la instancia que da razón del destino último del mismo y se opone a la recta jerarquía de los valores en la educación, porque comienza por ignorar la jerarquía de valores en la propia persona humana.
El neutralismo educativo contradice asimismo, sus aspiraciones de neutralidad ante toda manifestación religiosa y de respeto a la libertad individual y a la intimidad de las conciencias. En efecto, para implantar esa neutralidad se hace necesario excluir de la enseñanza la noción de Dios y de religión –cualquiera que ésta sea–, con lo cual, de hecho, se ejerce por omisión una violencia sobre la conciencia de los creyentes. (2)
La Pedagogía, en el caso que estamos tratando, no hace otra cosa que respetar la naturaleza humana tal cual ella se presenta, sin desviarla ni atropellarla.
El decantado respeto a la conciencia del niño es el imperativo más categórico que impone a esta ciencia erigir en ideal suyo propio, religar al niño con Dios, es decir, hacerlo religioso.
La Pedagogía, pues, en cuanto tiene por objeto la educabilidad del hombre en sus sentimientos, instintos, pasiones, facultades, tiene también en el campo de su teleología, esta manifestación de la naturaleza humana que es su religiosidad.
La Pedagogía no se crea este problema. Es la naturaleza del educando la que lo plantea y la que lo exige, al igual que los demás aspectos educables, ser también educado en el aspecto religioso.
El educador debe, pues, enfrentarse con el hecho de la religiosidad del hombre en potencia que es su discípulo, y debe encaminarlo hacia su verdadero fin, teniendo en cuenta que la religiosidad no es “un mero sentimiento que se crea en el hombre”, como sostenía Dilthey; no es “un sentimiento que se origina en los estratos subconscientes del hombre”, ni “del vago temor a los fenómenos naturales”, como aducían Freud y Jung (3), sino que es una exigencia profunda de la naturaleza racional humana.
(1) Cfr. William James, Le varie forme della conscienza religiosa, versión italiana, Roma-Milán, Bocca, 1954. Dice: “Las creencias religiosas no actúan porque sean verdaderas, sino que son verdaderas porque actúan”. Etiam : Pestalozzi, J. E., Cómo enseña Gertrudis a su hijo (Carta XIII a Gessner): “... para juntar el primer sentimiento de la propia fuerza del niño con los sentimientos recién desenvueltos de la moralidad, por medio de la propensión a creer en Dios, se abren los fundamentales puntos de vista hacia los cuales han de dirigir la mirada esencialmente la instrucción y la educación”. Sarmiento, D. F., Método de lectura gradual : “A más de todas estas (nociones de materias) indispensables, (el niño) debe saber rezar, para encomendarse a Dios, la doctrina cristiana, para saber ser cristiano católico y conocer y profesar la religión de Jesucristo”
(2) Por otra parte, en nuestra Patria, una “educación neutra” resulta indiscutiblemente anticonstitucional, dado que la Constitución, en su Preámbulo, implora los auxilios de Dios, como fuente de toda razón y justicia, y en su artículo 2º declara obligación del Estado sostener el Culto Católico Apostólico Romano.
3 Cfr. Dilthey, W., Fundamentos de un sistema de Pedagogía, Losada, Bs. As., 1968; Freud, S., Actos obsesivos y práctica religiosa, L’Arco, Firenze, 1949; Jung, C. G., La influencia del padre en el destino del individuo (opúsculo analizado en Homo religiosus, de G. Zunini, Eudeba, Bs.As., 1970).
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