Quiero continuar con algunas
reflexiones sobre Educación, no como experto, que no lo soy, sino como simple
ciudadano que observa horrorizado como nos vamos hundiendo en la decadencia comprometiendo el futuro de nuestra patria y que demanda de los expertos
algunas acciones correctivas.
Los educandos no tienen ninguna
oportunidad de pensar diferente, el adoctrinamiento cubre todos los aspectos, y
todos, por supuesto, están plagados de falsedades y errores, cuando no de
espantosos horrores.
Desde una reinterpretación
“moral” de “inmoralidades” hasta mal-hablar como idiotas para justificarlas,
pasando por la falsificación de las palabras para esconder ignorancias cuando no
vaciamiento cultural y subversión política.
Los más viejos recordamos
situaciones similares (en el ’73 me enseñaban historia en la escuela pública con
la revista “El descamisado”) y cómo terminan …, eso lo recuerdan hasta los más
chicos. No hay posibilidad alguna de implantar un relato único sin ejercer
violencia, y no hay violencia que no genere una reacción (y nunca hay que
descartar que resulte “peor el remedio que la enfermedad”).
Y en este contexto, quisiera
hoy reflexionar sobre que educación recibimos desde nuestros orígenes, esa que nos
fue moldeando como nación aún antes de serlo. Porque para entender ¿qué nos
pasa hoy?, necesitamos ir a nuestros orígenes, compararlos con el presente,
analizar desvíos en pros y contras, y finalmente, ajustar los objetivos
deseados a futuro corrigiendo el rumbo, si fuera necesario.
Salvo algunos que con “otro
método científico de avanzada” empiezan por el final y discuten “lo que les
parece o sienten”; el resto de los mortales, sorteando nuestras falencias e
incapacidades, intentamos reflexionar racionalmente desde el sentido común.
Las siguientes reflexiones
surgen a partir de la lectura de “Etapas históricas de la Educación Argentina”
escrita por Jorge María Ramallo y publicada en
Nuestro comienzo no deja
dudas, la Evangelización se realizó a través de la Educación integral de los
indios, respetando sus derechos, buscando su conversión e incorporándolos a la
civilización occidental y cristiana como súbditos de la corona española, con
los mismos derechos y deberes que cualquier otro español.
Nótese que deseo escribir de 350
o 250 años antes de nuestra independencia y de la organización federal del país.
Realmente, nuestros orígenes.
«Y no consientan ni den lugar que
los indios reciban agravio alguno en sus personas y sus bienes, más manden que
sean bien y justamente tratados, y si algún agravio han recibido, lo remedien». Ordena el testamento de la Reina Isabel
la Católica en 1504.
A pesar de los peligros y los
martirios, fueron los religiosos de las diferentes órdenes quienes comenzaron la
tarea y dieron forma a la idiosincrasia argentina a semejanza del caballero
español.
No impusieron nada por la
fuerza, ni siquiera el idioma español, más bien aprendieron ellos los lenguajes
de los indios locales y los enriquecieron con alfabetos y gramática que no
tenían. El toba y el guaraní son claros ejemplos.
El método educativo predominante
fue el “ratio studiorum” de los Jesuitas y fue eficiente por mas de 200 años.
Adecuaba la enseñanza a cada estudiante e impartía Gramática, Humanidades y
Cálculo, para luego finalizar con Retórica, dónde cada estudiante debía ser capaz
de expresar sus ideas.
El libro de Ramallo es
completísimo (recomiendo su lectura completa y los que “creen” otra cosa, por
favor, discutan con él), yo sólo me detendré en mencionar las misiones
Jesuitas. 61 misiones con más de 100.000 indios donde además de la educación
recibían instrucción de artes y oficios. Todo lo hacian ellos mismos, desde carpintería
hasta toda clase de instrumentos musicales como violines y órganos, y también,
imprimir y editar libros para 30 bibliotecas de 13.000 volúmenes, incluidos
algunos escritos en guaraní.
Durante el período hispánico (reinado
de los reyes de la casa de Austria) se fundaron innumerables colegios y 25
universidades en américa, siendo la nuestra de Córdoba la primera en 1621. Este
período de excelencia educativa se extendió hasta finales del 1700 (en 1767
fueron expulsados los jesuitas por Carlos III ya de la casa de los Borbón).
Recordemos muy someramente, que
nuestros indios del centro y sur (pampas o querandíes, tehuelches y patagones)
fueron casi exterminados por los araucanos o mapuches (chilenos), y estos a su
vez, corridos contra Los Andes por Roca en 1878; que los del NOA (diaguita,
pulares, luracataos, chicoanas, tolombones, yocaviles, quilmes, tafis,
hualfines) ya eran dominados y sometidos por los incas aún antes del 1492; y solo
se tiene referencia de unos pocos en la actual Formosa (tobas, mocovíes) que lucharon y se resistieron a los españoles. Y guaraníes
y charruas y los mismos tobas derrotados, claramente crecieron y se
desarrollaron antes que extinguirse (hoy, son naciones).
En el Rio de la Plata no
vivimos la “Leyenda Rosa de la Conquista”, tuvimos a nuestros ruines, pero
claramente debemos rechazar a los profetas del odio que extrapolan falsedades
de la falsa “Leyenda Negra de Centroamérica”. Para quienes sostienen que el
imperio español explotaba a los indios, o les imponía por la fuerza la religión
y la lengua so pena de castigos, o les impedía la libre expresión de sus ideas
y culturas, para todos ellos, sólo puedo recomendarles “crucen la Gral. Paz y
conozcan nuestra patria”, o al menos, cito y parafraseo al “Ñato Desiderio” : “garrá
los libros que no muerden, garrá”. (y pueden empezar con mis humildes aportes
de octubre-2018 y octubre-2019).
En los siglos siguientes, con
el imperio español en crisis, las ideas liberales, el iluminismo, el enciclopedismo
y la ilustración invadieron la península y también llegaron a américa, pero
aquí fueron contenidas dentro de ciertos parámetros. El laicismo y la educación
popular y gratuita hacen su aparición. Y todas estas ideas fueron aggiornadas a
las preexistentes.
Los más influyentes entonces en
el Rio de la Plata fueron:
Belgrano
con sus “Memorias del Consulado” y “El reglamento” dónde dona un premio
recibido a 4 escuelas y establece que en las mismas se enseñe “a leer, escribir
y contar; la gramática castellana; los fundamentos de nuestra sagrada Religión
y la Doctrina Cristiana …; los primeros rudimentos sobre el origen y objeto de
la Sociedad, los derechos del hombre en ésta y sus obligaciones hacia ella y al
Gobierno que la rige”. (dicho sea de paso, hasta hoy, le incumplimos a
Belgrano, aunque nos gastamos su dinero).
Y Fray
Jose Antonio, obispo de Tucumán, quien sostenía que “el que no sabe leer ni
escribir, es un ser inútil y perjudicial tanto para la sociedad, como para la religión”
y, por lo tanto, procuró que todas las parroquias tuvieran escuelas y que todas
las ciudades tuvieran colegios.
Hasta 1820 creo que veníamos
bastante bien, entonces hace su aparición Rivadavia como Ministro de Gobierno
de la provincia de Buenos Aires y comienza el asedio del totalitarismo liberal
para intentar cambiar nuestra “argentinidad”, saltando los honrosos 20 años de la
restauración Rosista, llegamos así a “la madre de todos nuestros males”:
Caseros (1852). Y allí si, cambiamos definitivamente de rumbo, y llevamos casi 170
años navegando entre tormentas con clara derrota a la decadencia.
Y como ejemplo, debemos
preguntarnos no solo ¿cómo logran graduarse tristes exponentes como la
presidente del consejo de estudiantes del Colegio Carlos Pellegrini? sino además
¿cómo nos permitimos promoverla a edil de la Ciudad de Buenos Aires? Hablo de Ofelia
Fernandez. ¿La escucharon hablar? Personalmente, preferiría la disertación de
“un indio de la colonia”, y en guaraní, … y estoy seguro de que le entendería
mejor. En este caso, Dios me protege …
Dejemos de perder el tiempo, debemos restaurar nuestras bases, aquellas que dieron siglos de crecimientos cultural y fortalecieron nuestro acervo, y debemos rechazar los vaivenes de los comerciantes y de los snobs que, por ignorancia, ni siquiera entienden lo dañino de sus propuestas.
Nuestra inacción ya nos
convirtió en responsables de tanta decadencia. Y a los más jóvenes, Dios quiera,
que no repitan nuestros errores, … nunca alcanza una vida para repararlos.
Les comparto una entrevista a
un padre español que se parece bastante a muchos otros de por acá.
No es tan difícil, sólo
deseamos ser educados en (y para la) libertad sabiendo que “solo la verdad os
hará libres”, pero ya no sabemos cómo pedir la “Restauración de aquellos
tiempos memorables”.
¡Qué Dios nos ayude a “pensar
la patria”!
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