El Espíritu Libertario (12/2018)


No intento escribir sobre un “espíritu libre”, que la mayoría entendemos como alguien que “se le anima, le hace frente y disfruta de la vida”, ni tampoco sobre el “hombre libre” de pasiones y/o ambiciones, que escuchamos más a menudo. Si quiero observar a una seudo-élite, que abusando de palabrerío altisonante, proclama dogmáticamente que “El espíritu Libertario” es el único que realmente libera al hombre: “Ni Dios, ni Estado, ni Patrón”.

Derribad todos los edificios que, desde cualquier punto de vista, representen un símbolo de opresión. Ningún vestigio del pasado debe ser respetado. Es necesario, de una vez por todas, hacer tabla rasa con todas las instituciones gubernamentales, jurídicas, religiosas, administrativas, etc. Que todos los monumentos, que podrían usarse como punto de reunión de alguna autoridad, sean abatidos sin piedad ni remordimiento...
L´Indicatore anarchico

¿Qué enseñanza queremos? ... (12/2018)


Mis últimos comentarios fueron: “Empecemos por recuperar la educación y a nuestros educadores. Necesitamos re-educar a los maestros y profesores en la fidelidad a los valores de nuestra tradición”.

La “enseñanza descarriada” se observa a simple vista, en el traperío de los frentes de los colegios o en una marcha docente, la cartelería y los slogans utilizados denotan “ausencia de educación”. Históricamente, hemos regalado los títulos docentes y los efectos sobre los alumnos ha sido el de una aplanadora. Pero en todo caso, esos serían signos del “fracaso efectivo de la enseñanza”, y yo intento hablar de la perversión, la degradación y el envenenamiento en la “formación” de nuestros educandos.

Manipulación de niños y adolescentes para reclamar “derechos” que no son los de los niños exactamente, menosprecio manifiesto por los valores, la jerarquía y la trascendencia, falta de respeto (y en muchos casos, siembra del odio) a nuestras instituciones e investiduras, falta de vocación y la reducción del trabajo a conceptos economicistas, desprecio por nuestra cultura y el lenguaje, la deformación adrede o la interpretación ideologizada (no científica) de la historia y la inculcación de valores ajenos a nuestra raigambre, y etc., y etc., y podría seguir y seguir … todos ellos signos de que algo huele a podrido.