
Si preguntáramos cuál es el robo de oro más importante de la historia, seguramente la mayoría respondería:
¡el que nos robaron los españoles!
Por amor a la Patria, y a quienes nos precedieron forjando nuestro espíritu; festejemos la cultura criolla, católica e hispanoamericana, surgida de la comunión de regios católicos y aborígenes devotos.
Por amor a la Verdad, ¡Feliz Día de la Raza!
¡Qué Dios nos ayude a “pensar la patria”!
Algunos se consuelan pensando que el Tío Alberto cuando dice que “los mexicanos salieron de los indios, los brasileros salieron de la selva, etc. “, mete la pata, pero de puro bruto nomás. Que habla con la desidia típica del ignorante charlatán que repite lo que “le parece lindo” sin advertir la chanza. Que habla con los vicios de profesor “okupa”, que repite y repite, y termina “repitiendo mal”, dejando mal parado al autor original con algo que nunca dijo. Cual mentiroso que tanto repite la misma mentira, que al final, el mismo se la cree.
Los pueblos indígenas del Canadá nada tienen que ver con la noticia recientemente aparecida. Ellos están, y lo han manifestado en repetidas oportunidades, agradecidos a las instituciones educativas que permitieron que 150.000 niños indígenas se integren a occidente, pese a, y sin dejar de reclamar justicia por, los sufrimientos padecidos por algunos niños en esas escuelas residenciales desde 1886.