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De pluma ajena – El pensador de la perversión (05/2020)


Hace tan solo unos días …

Presentaba

“… al próximo grupo de postmodernos “rebeldes intelectuales”, que son quienes generarán las grandes tragedias que están por venir”.


decía entonces, no entender

“… ni las justificaciones que esgrimen en defensa de sus enfermedades y aberraciones en lo personal, ni las idioteces que esgrimen en lo político o social.”

 y que también existían

“… innumerables ejemplos de estos retorcidos personajes, responsables de tantas calamidades, (Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Paul-Michel Foucault, Jaques Derrida, Judith Butler, Avram Noam Chomsky, Louis Althusser, Antonio Gramsci, etc.) …”


Acerca de la Rebeldía (05/2020)


Escuchamos a menudo expresiones tales como “Sana Rebeldía”, pero resulta que, si nos ajustamos a la definición de la RAE, donde rebeldía es

“sublevar, levantar o incitar a alguien que falte a la obediencia debida,

sería un desvarío adjetivar a algún tipo de rebeldía como sana, y sería igualmente de insano, adjetivar a quien incita a la misma, como alguien respetable o digno de imitación.

Una aberración “deseada” (06/2019)


En algunas ocasiones, los curas actúan como si fueran “los dueños” de la Iglesia, pero cada tanto “aparece” el Dueño verdadero y los zarandea bastante.

La Iglesia Católica, como toda institución formada por hombres, no está libre de algunas cosas turbias, otras discutibles, y muchas otras que, sin más excusas, necesitan ser corregidas. 


Una nueva moral (06/2019)

El “Post-Modernismo” fue originalmente una corriente artística y cultural, surgida en la segunda mitad del siglo XX como consecuencia de los desencantos del hombre “Post-Guerra-Fría” y del fracaso de “la Modernidad”.

Ni los comunismos (fracasados), ni los Estados de Bienestar (quebrados), ni los Capitalismos (uno más salvaje que otro); ni el fin de las guerras mundiales, ni el pacifismo, ni las revoluciones; ni la ciencia, ni la modernidad con todas sus promesas; ni las ideologías, ni la política, ni sus líderes (y los hubo muy buenos); ni las grandes religiones, ni las sectas; nada pudo erradicar la corrupción y terminar con las desigualdades; nada pudo instituir una democracia realmente participativa, ni una justa distribución de la riqueza; … nada pudo construir el Edén en la tierra.

Marxismo Cultural (02/2019)


Si analizamos el video y lo comparamos con las “des-ideas” (jaja!) al inicio mencionadas y promovidas por los “Argentos Progres” (en quienes aplica la frase de Lenin: “usaremos a los idiotas útiles … destruiremos su base moral, la familia y la espiritualidad”): castradoras Femi-Nazis, Ideología de Género, ESI y la perversión infantil; Sexualidad Libre, LGTB (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales) y Pederastas (¡y Felices los Cuatro!); Matrimonio Igualitario, Aborto Seguro, Legal, Libre y Gratuito y Eutanasia por supuesto; ¡y Mapuches! ¡por favor no se olviden de la Diversidad y de los Pueblos Originarios!, “tode emperifollade en un buen relate de Lenguaje Inclusive” … si, de acuerdo, tienen razón … y aunque haya algunas “parcialidades” por salvar, puesto todo junto y todo promovido por las mismas personas, parece imposible que zafemos de un final trágico ¡no existe tanta paciencia!

En la entrega anterior me preguntaba ¿por qué los argentinos enarbolamos banderas que el mundo ya arrió?, ¿por qué cometemos los errores que el mundo ya corrigió?, ¿por qué permitimos que ideologías destructivas y extrañas se instalen en nuestro suelo?, ¿realmente necesitamos sufrir una guerra civil como la cristera (o la española) para darnos cuenta lo nocivas (y en algunos casos lo monstruosas) que son sus propuestas? ¿por qué no somos capaces de estudiar y aprender de los que se equivocaron y entonces evitar las causas de lo que necesariamente termina en violencia?     

¡Y vamos otra vez con Gramsci! (02/2018)


Hace unos años, me comentaba un ex-militante, que lamentaba haber dedicado toda su vida al servicio de la política argentina. Empezó muy joven arriesgando su vida y vivió resistiendo dictaduras (desde la libertadora asesina hasta el cobarde y oprobioso proceso, las sufrió a todas). A veces, desde la clandestinidad, en soledad, quizás cargando en la conciencia algún muerto en combate; otras, soportando prisión, torturas y exilio. Ya de viejo, y recuperada la tan deseada democracia, no soportaba la traición de ver como “los políticos” (que del ’83 a la fecha, unos tras otros con mejorada eficiencia, hasta alcanzar la perfección durante “la década ganada”) se disputaban el poder para llegar y … ¡robar, robar y robar!