No intento
escribir sobre un “espíritu libre”, que la mayoría entendemos como alguien que “se
le anima, le hace frente y disfruta de la vida”, ni tampoco sobre el “hombre libre”
de pasiones y/o ambiciones, que escuchamos más a menudo. Si quiero observar a una
seudo-élite, que abusando de palabrerío altisonante, proclama dogmáticamente
que “El espíritu Libertario” es el único que realmente libera al hombre: “Ni
Dios, ni Estado, ni Patrón”.
“Derribad
todos los edificios que, desde cualquier punto de vista, representen un símbolo
de opresión. Ningún vestigio del pasado debe ser respetado. Es necesario, de
una vez por todas, hacer tabla rasa con todas las instituciones
gubernamentales, jurídicas, religiosas, administrativas, etc. Que todos los
monumentos, que podrían usarse como punto de reunión de alguna autoridad, sean
abatidos sin piedad ni remordimiento... “
L´Indicatore
anarchico