La democracia argentina
necesita un cambio profundo.
Según
nuestra constitución: Art. 22 “El pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de sus
representantes” y toda “reunión de personas que se atribuya los derechos del pueblo
y peticione a nombre de éste, comete delito de sedición”. Art. 38 “Los
partidos políticos son instituciones fundamentales del sistema democrático. …
garantiza … la representación de las minorías, la competencia para la
postulación de candidatos a cargos públicos electivos …” y “El Estado
contribuye al sostenimiento económico de sus actividades y de la capacitación
de sus dirigentes”.
Y ya sabemos que los partidos
políticos no representan a nadie y que son “una casta selecta” que sólo se
preocupan de su propia supervivencia. Que cualquiera corta una calle, interrumpe
un servicio, pintarrajea o destruye nuestra propiedad, agrede, insulta y/o
vocifera en nombre de “el pueblo” y nadie va preso ni por sedición ni por rebelión (que sería más apropiado en algunos casos). Que el Estado no contribuye a la
capacitación de ningún dirigente, mucho menos uno político (el congreso evidencia incapacidades por centenas). Y que lo único cierto es que solo unos pocos laburantes mantenemos
con nuestro dinero una élite de zánganos privilegiados que nos gobiernan y
roban.
Somos rehenes de un sistema
perverso y sólo votamos al menos malo. Y al año o dos, ya estamos arrepentidos,
y ellos también están arrepentidos, y empieza “la danza de los Borocotó” y las
puteadas de los votantes … triste espectáculo. Somos incapaces de mirar más
allá de “la pelusa de nuestros bolsillos”... triste destino. Pero, no queremos ver más
a nuestros ciudadanos caminar doblados por el peso de tantos fracasos, ni a los
opositores de turno decir “se los dije” mientras se “les hace agua a la boca”
pensando en la próxima vuelta, … sólo un idiota puede alegrarse con esto.
Los corruptos y quienes enfermaron
y desangraron generaciones, todos ellos deben pagar por el daño que le hicieron
de nuestra Patria. Pero nosotros tenemos la obligación de aprender del pasado.
Empecemos entonces por el más o menos reciente, ese que tuvimos cerca o
vivimos, y del que, por acción u omisión, somos responsables.
¡Todos! desde el populismo de
Perón, Evita y el arsenal en la CGT, las damas de la caridad, Rojas, los
bombardeos y los fusilamientos de la Libertadora asesina; hasta el sueño socialista
sangriento y los cobardes del Proceso que no supieron combatir de frente; y la
democracia recuperada de "La Internacional" de don Raúl y la hiperinflación; y los
vuelos a la estratósfera de Carlitos, exceptuando algunos pocos desarrollistas
y radicales (no puedo exceptuarlos a todos, ya que al menos uno fue asesino de
puro inútil e idiota nomás), todos, populistas y milicos, todos nos han robado y
matado.
Entonces, dado que “El Régimen”
era tan evidente, engendramos unos cuantos “Iluminados” …
- En los ‘60, aparecieron los hidalgos caballeros que creían en la función de la élite, (¿la única vez de una derecha en serio en la argentina?), hasta que apareció el blindado del policlínico bancario, el camino abreviado al poder, la traición a los principios, y los milicos inventaron la picana y los presos políticos.
- Durante casi 20 años resistimos (alternadamente) a los milicos de turno para recuperar la democracia hasta que Cuba nos enfermó con el sueño de la patria socialista (y junto con Kadhafi entrenó y financió asesinos para ese fin), y entonces, tuvimos a los "ascetas tercermundistas" y los ejércitos revolucionarios hasta que aparecieron los millones de Born; y los milicos cobardes inventaron los desaparecidos y crearon una raza superior de "Patricios Salvadores de la Patria" que habitaron en las alturas (de sus pisos multi-millonarios de la Av. Libertador).
- Finalmente, durante 30 años de democracia, fuimos degradando a quienes debían educarnos, curarnos y protegernos hasta sumergirlos en la ignorancia, la inoperancia y la delincuencia (¡respectivamente!), y sólo supimos perfeccionar a los dirigentes y punteros vividores del estado, a los delincuentes, narcos y barras bravas (asociados a y protegidos por policías y políticos) hasta alcanzar la cima con los grandes hacedores de obras públicas bajo el reinado de su majestad “de los libres del sur”. No hay profesión más rentable que la de dirigente político, sindicalista o piquetero, o empresario “amigo” o ¡jardinero! de alguno de ellos, (sino pregunten a los (3) Fernandez, Delia, Baradel, a los (3) Moyanos, etc. etc. ).
- Y ahora mismo, vemos con muchísimo temor como la ciudadanía (ni los ministerios de Salud, Educación y/o Seguridad) no reaccionan ante los escándalos provocados, una y otra vez, por un grupo de
- Fanáticas Nazi-Feministas patrocinadas por los más tercos ácratas (¡ahora filosóficos!)
- que apoderándose de banderas legítimas (reivindicatorias de los derechos de la mujer) se transformaron en zafios tribunales de una perversa inquisición que caza “retrógrados” desde y hacia la más oscura de las ignorancias (de la Verdad ausente)
- si no apoyás su discurso único (expresión de un odio irracional por demás vomitivo), para de-construir (¿?) "un nuevo mundo libre de toda opresión", mejor que ni salgas a la calle (¡que es de ellas!)
- y acá vamos de nuevo … una vez más… no aprendimos nada … (sólo espero que esta vez no tengamos que contar tantos muertos)
Disculpen la apretada
síntesis, con más extensión hubiera sido más justo con algunos, pero de
cualquier manera la conclusión sería parecida: ¡Basta! ¡No queremos más de lo
mismo!
¿Y entonces? … ¿Qué país
queremos? ...
Empezando por el principio,
somos criollos, herederos de Hispanoamérica y de su evangelización, amamos a nuestra
tierra natal, ordenada como nación, a la que nos sentimos ligados por vínculos jurídicos, históricos y afectivos
(es decir, según el mataburros de la RAE: “Amamos la Patria”), respetamos nuestra
Tradición, y queremos vivir en la Caridad bajo la protección de la Virgen, amando
y sirviendo a quien más lo necesita.
Aceptamos y damos la
bienvenida a quienes con buena voluntad vienen a colaborar con nuestro futuro,
pero debemos aprender a expulsar a quienes no respeten nuestra idiosincrasia.
Somos gente simple y queremos
un país simple. Con un Estado tocando y contaminando la menor cantidad de cosas
posibles. Que simplemente cumpla con su rol principal de Orden, Seguridad y
Justicia y con obviamente los servicios que decidió asumir para dar, como los de Educación
y Salud. Protegiendo siempre a los más indefensos, reprimiendo el delito y
castigando a los culpables. Nada más por ahora, hasta que cumpla al menos con esto
(lo urgente), después vemos si le pedimos algo más (lo importante).
Los seremos humanos somos
animales políticos (según “El “Estagirita”, no se aceptan las libres
interpretaciones, sólo la original) y tenemos un fin trascendente (cuando les
estén clavando el tridente, no digan que no les avisé). Las ideologías o
corrientes de pensamiento que no respeten la sustancia, ni el orden y ni la
jerarquía (conocido como Orden Natural) solo causarán destrucción, dolor y
muerte.
La democracia es sólo una
forma de gobierno, imperfecta (y en la Argentina es peor, dados los dirigentes
y algunos “animales nada políticos” que tenemos) y contradictoria del orden
natural en algunas de sus formulaciones (como por ejemplo en el valor de las
mayorías), pero es lo mejorcito que podemos tener hoy y queremos conservarla (totalitarios
abstenerse). Nótese que dije: forma de gobierno, algunos liberales delirantes proponen
la democracia como forma de vida, y no es lo mismo. Y si, también existen
formas superiores de gobierno, pero no veo cómo discutirlas o implementarlas en
la Argentina de hoy.
Nuestro
Profesor-Mártir lo explica mejor:
“Hablo de la derecha en el sentido del arraigo a la tradición espiritual e
histórica de las naciones cristianas. Hablo de derecha en el sentido de
adhesión al orden natural y cristiano de la vida, en la familia, en el municipio,
en la escuela, en la universidad, en la empresa, en el Estado. Hablo de derecha en
ese sentido de adhesión a la civilización cristiana occidental, en el orden de
sus verdades esenciales, en el orden de sus instituciones, de sus jerarquías
naturales (…). Porque lo
que yo llamo derecha, para oponerlo a esa izquierda atea,
apátrida y desarraigada de todo orden natural de la existencia humana, es
precisamente la
restauración en Cristo de todas las cosas, que es
restablecerlas en su verdadero orden, en su orden esencial, en su orden
natural. Lo cristiano y lo natural, son una y la misma cosa. ¿Quién es el autor
de la naturaleza? El autor de la naturaleza es Nuestro Señor Jesucristo, el
mismo que nos ha redimido del pecado y de la muerte. Él es el autor de la
naturaleza. De modo que todo lo que es natural, es cristiano”. [Jordán Bruno Genta - Filósofo
y profesor argentino asesinado por odio a la Fe por un comando del “ERP 22 de
Agosto” el 27-10-1974]
¿Y cómo hacemos?
Empecemos por recuperar La Educación
y a nuestros Educadores. Necesitamos re-educar a los maestros y profesores en
la fidelidad a los valores de nuestra Tradición.
¡Qué
Dios nos ayude a “pensar la patria”!
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