Mis últimos comentarios fueron:
“Empecemos por recuperar la educación y a nuestros educadores. Necesitamos
re-educar a los maestros y profesores en la fidelidad a los valores de nuestra tradición”.
La “enseñanza descarriada” se
observa a simple vista, en el traperío de los frentes de los colegios o en una
marcha docente, la cartelería y los slogans utilizados denotan “ausencia de educación”.
Históricamente, hemos regalado los títulos docentes y los efectos sobre los alumnos
ha sido el de una aplanadora. Pero en todo caso, esos serían signos del “fracaso
efectivo de la enseñanza”, y yo intento hablar de la perversión, la degradación
y el envenenamiento en la “formación” de nuestros educandos.
Manipulación de niños y adolescentes
para reclamar “derechos” que no son los de los niños exactamente, menosprecio manifiesto
por los valores, la jerarquía y la trascendencia, falta de respeto (y en muchos
casos, siembra del odio) a nuestras instituciones e investiduras, falta de vocación
y la reducción del trabajo a conceptos economicistas, desprecio por nuestra
cultura y el lenguaje, la deformación adrede o la interpretación ideologizada (no
científica) de la historia y la inculcación de valores ajenos a nuestra
raigambre, y etc., y etc., y podría seguir y seguir … todos ellos signos de
que algo huele a podrido.
No esperen encontrar aquí un
discurso académico sobre las causas del envenenamiento o de la subversión en la
Educación, carezco de los pergaminos y los conocimientos requeridos para
semejante empresa. Pero, si puedo, por pequeños que fueren mis dones, opinar
como un simple ciudadano.
Los valores de nuestra
Tradición están claros:
- Somos herederos y depositarios de la cultura clásica (greco-romana) y cristiana (tomista), recibida de nuestra madre patria a través de la Evangelización de América.
- En nuestra independencia decidimos la emancipación de la usurpada corona española, pero nunca renunciamos a la Hispanidad como nuestra identidad.
- El padre de la Patria no admite interpretaciones. Fue categóricamente claro y sobran ejemplos de los valores que promovió y defendió como soldado cristiano y mariano.
- El Federalismo recogió, defendió y restauró estos valores
- y el Revisionismo Histórico Católico (Furlong, Ibarguren, Hnos. Irazusta, Ezcurra Medrano, y tantos otros) nos ayuda a rescatar las gestas y a contraponernos a la historia oficial de turno.
Y que tenemos un problema con
la educación, también. “Mi amigo el cura” (1),
denunciaba ya en 1943:
La enseñanza primaria es un hueso roto del
país, que no entrará jamás en camino de salud mientras no se ponga en su
puesto, se entablille y se deje soldar en calma. Antes de eso, todas las
cataplasmas que se le apliquen han sido, son y serán inútiles. Y la fractura
consiste en la violación de un principio de derecho natural, el derecho de los
padres a educar a sus hijos, menospreciado por el Estado liberal en su
pretensión monopolizadora de la Escuela. El Estado no está hecho para ser
pedagogo, sino para hacer marchar derecho a los pedagogos, lo mismo que a todos
los demás oficios particulares, los cuales no debería tratar de ejercer por sí
mismo, a no ser en función extraordinaria y supletoria. Su misión es general; y
su objeto formal no es ni la Ciencia ni la Cultura ni el Saber, sino el Orden y
la Justicia … La solución vital del problema de la escuela primaria está en
descongestionar la carga artificial del Estado trasladándola por partes a sus
instancias naturales a saber: la iniciativa privada debidamente estimulada,
dirigida y controlada.
Los profesores que no sirven más que para
profesores no sirven tampoco para profesores. Si usted se propone formar tal
cosa, sacará un profesor bueno por cada cien; pero si usted se propone formar
hombres que, además de serlo plenamente, conozcan a fondo una disciplina
mental, muchísimos saldrán capaces de enseñar esa misma disciplina, porque una
de las cosas —pero no la única— para la cual sirve una ciencia es para
enseñarla por dinero. Pero si sirve para eso sólo, es una falsa ciencia. Un
partido político, una secta ideológica o un déspota pueden intentar monopolizar
la enseñanza en favor propio, o en favor de una causa temporal —aunque sea
buena— cortándola de su más alta ordenación que es el servicio de la Verdad:
entonces la enseñanza se ameniza, se esclerotiza y al fin se pudre.
Y finalmente, lo lograron, ¡pudrieron “la educación”!
Cuando alguien se aleja de Dios, se hace a
sí mismo un gran mal. Filosóficamente hablando, no habría que decir se hace un
gran mal sino hace el Gran Mal. Y el castigo que Dios le da es éste: Dios se
queda dónde está. … La Universidad de Buenos Aires en un momento de su historia
y por culpa de no sé quién, echó a Dios de su seno; y lo que le pasa ahora es
muy sencillo: no tiene a Dios. … Y volver a Dios ¿cómo se hace? Prohibiendo la
blasfemia, como diría el bárbaro San Martín, el cual dio esta ley en el Ejército
de los Andes: “Todo el que blasfemare el Santo Nombre de Dios o de su Adorable
Madre, o insultare la Religión: por primera vez sufrirá cuatro horas de
mordaza, atado a un palo en público por el término de ocho días; y por segunda
vez será atravesada su lengua por un hierro ardiente, y arrojado del cuerpo...
Sea honrado él que no quiera sufrir: la patria no es abrigo de crímenes”
Si por pensar diferente a la
masa (amorfa) de pañuelo-verde(moco), somos retrógrados, ¿qué dirían
por algo similar? jajaja!!! se pondrían verdes en serio, pero del veneno subiéndoles
por las carótidas, jajaja!!!
No me cabe la menor duda que hay
que volver a formar Educadores que enseñen cómo volver a Dios. Y la Iglesia Argentina
no puede hacerse la distraída.
Ya hay muchos que están
reaccionando, que no se bancan tanta idiotez sistematizada y denuncian desde
sus púlpitos, pero no es suficiente. En mi opinión, es hora que salgan a pastorear
a dónde (y a quienes) realmente los necesitan, abandonen la paz de las
sacristías y de los púlpitos y de las aulas magnas y las rectorías de la UCA o
El Salvador y salgan a bancarse las puteadas (y los escupitajos) en la UBA y en
cuanto claustro se los necesite.
Si señores, Uds. ¡también!,
esto no es solo de laicos. Hoy necesitamos valientes educadores que enseñen
entre el traperío-verde(moco), nuestros universitarios no están teniendo la
oportunidad de conocer la Verdad. Cuando la Patria nacía, había que construir
cañones y ahí había un cura, hoy la Patria necesita pensar para liberarse del
“discurso único” (anestésico de inteligencias) que nos quieren imponer y con
estos profesores cada día se piensa menos, asustan por el nivel de
conocimientos y espantan por el nivel de lógica, y ni se les ocurra preguntar
por formación histórica, social, política o religiosa.
Más aún, los grandes ataques a
nuestra Tradición y a nuestra Libertad están siendo canalizados a través de
esos profesores y es el propio Ministerio de Educación que servilmente se pliega
a las idiotizantes modas argento-progres como “la ideología de género” o “el
lenguaje inclusivo” de “pensás como nosotres (¿?) o te convertís en escoria
humana”.
Como ya dije en otra
oportunidad, no se puede ir por la vida puteando contra todo, tarde o temprano
llegan las reacciones.
A continuación, fragmentos de la de un “liberal-católico” (2):
A continuación, fragmentos de la de un “liberal-católico” (2):
… la ideología de
género justamente arrasa contra la libertad del individuo: condiciona la
libertad religiosa. Hoy hay pastores, curas, obispos perseguidos por el Estado
por cuestionarla. La ideología de género atenta además con el derecho de los
padres de educar a sus hijos, y así se viola el principio de la Patria
Potestad, porque se impone esta insana superstición en los colegios desde la
más tierna infancia en los alumnos. La ideología de género impide también la
libertad de expresión del hombre común y para tal fin existe la policía del
pensamiento en Argentina: el INADI.
La ideología de género
es la que ha generado además todas esas leyes “contra la discriminación”,
verdadera porquería izquierdista propia del marxismo cultural que busca limitar
la opinión, ahora con una vuelta de tuerca a través de esa imbecilidad conocida
como lenguaje inclusivo (otra cosa que no tardará en imponerse desde el
Estado). La ideología de género atenta asimismo contra la libertad científica
¿Qué psicólogo o qué medico se animaría a estar en desacuerdo con los
burócratas de la OMS y decir que la homosexualidad es una enfermedad o un desorden
de la conducta sexual? A lo mejor un médico lo piensa pero no lo puede decir, y
en cuanto terapia de recuperación tampoco la puede practicar abiertamente con
un paciente; lo lincharían públicamente porque la ideología de género atenta
contra la libertad científica y contra la libertad del paciente de someterse a
un tratamiento de recuperación o rectificación de una tendencia que no le
place.
La ideología de género
atenta además contra la libertad económica. Nosotros tenemos que estar con
nuestros impuestos financiando tal superchería en las currículas escolares, en
las campañas televisivas del Estado, en los fondos que se le dan a
instituciones abortistas como la Fundación Huésped; nosotros tenemos que
pagar involuntariamente con nuestros impuestos las operaciones de los travestis
que se quieren hacer amputaciones genitales: ¡que se las hagan con su plata!
Entonces la ideología de género le quita al contribuyente parte de su dinero no
para hacer hospitales o rutas sino para financiar este mal. Como corolario, la
ideología de género atenta contra un principio fundante de los derechos
individuales que deberían ser un poco la carta de presentación del liberalismo:
que es el derecho a vivir (derecho imprescindible sin el cual no cabría el
derecho a ejercer libertad alguna), a través de la implementación del aborto
que no solamente es un homicidio sino que si se aprueba la ley que está en
disputa, vamos a financiar los infanticidios nosotros con nuestros impuestos y
allí se atentará contra la vida, además de contra la objeción de conciencia del
médico y finalmente contra la libertad económica.
La ideología de género
precisamente avanza porque viene acompañada y apañada por el Estado, y
justamente el liberalismo desconfía de la presencia del Estado. Y si no fuese
por la prepotencia del Estado no habría ideología de género, sino apenas
inservibles pandillas de conflictuados tan minoritarios como bulliciosos, sin
mayor trascendencia que la de generar algún esporádico desfile en algún
carnaval celebratorio del orgullo a la falo–adicción.
Podemos
coincidir o no, o con el traperío verde o con el Opus Dei o con ninguno, y
nadie debería ser censurado por ello. Todos pueden opinar o no, pero nadie debe
imponer ni ofender.
Y si se
pretende imponer y/o si abiertamente se ofende, como los “negros” ácratas y/o la
“verde” horda nazi-feminista promueven y actúan, a bancarse la reacción. Este
tipo de totalitarismos ya ha fracasado (México 1926-9, España 1936-9) y siempre ha
costado muchas vidas, es necesario que aprendamos de la historia.
No
queremos ni una educación laica masificada (con odio y menosprecio a Dios y/o a
las religiones), ni la Fe inoculada a presión en las clases. Quien desee “rechazar
a Dios” debería poder hacerlo, y quien desee rechazar al demonio, también.
Los
profesionales de la educación están para construir “opciones de educación”,
pero nunca para imponer alguna. El Estado está para subvencionar las necesarias
y/o requeridas, pero nunca para imponer una única. Y sólo los padres, sólo
ellos, están para decidir qué formación desean para sus hijos.
¡Qué
Dios nos ayude a “pensar la patria”!
(1) Las canciones
de Militis – Leonardo Castellani
(2) Entrevista realizada a Nicolás Márquez
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