Inmaculada Concepción de María (12/2023)

 


Solemnidad de la 

Inmaculada Concepción de María

8 de diciembre





[...] Dios, pues, desde el principio y antes de los siglos, escogió y predestinó una madre para su Hijo, en la que se encarnaría y de la que luego, en la feliz plenitud de los tiempos, nacería; y, con preferencia a cualquier otra criatura, le mostraba tanto amor que se deleitaba sólo en ella con una benevolencia muy singular. Por eso la colmó maravillosamente, más que a todos los ángeles y a todos los santos, con la abundancia de todos los dones celestiales, tomados del tesoro de su divinidad. Así ella, siempre absolutamente libre de toda mancha de pecado, completamente bella y perfecta, posee tal plenitud de inocencia y santidad, que, después de Dios, nada mayor puede concebirse, y que, fuera de Dios, ninguna mente puede comprender. la profundidad. Y ciertamente era enteramente apropiado que tan venerable Madre brillara siempre adornada con los esplendores de la más perfecta santidad, y, enteramente inmune a la mancha del pecado original, realizara el más completo triunfo sobre la antigua serpiente; ya que a ella Dios Padre había dispuesto darle a su Hijo unigénito, engendrado de su seno, igual a él y amado como él mismo, de tal manera que era, por naturaleza, Hijo único y común de Dios Padre y de la Virgen ; ya que el Hijo mismo había determinado hacerla su madre de manera sustancial; ya que el Espíritu Santo había querido y hecho que de ella fuese concebido y nacido aquel de quien él mismo procede.

[...] declaramos, pronunciamos y definimos: La doctrina, que sostiene que la Santísima Virgen María en el primer instante de su concepción, por singular gracia y privilegio de Dios todopoderoso, en vista de los méritos de Jesucristo, salvador del género humano, ha sido preservada libre de toda mancha del pecado original, ha sido revelado por Dios y por tanto debe ser creído firme e inviolablemente por todos los fieles. Por lo tanto, si alguno (¡Dios no lo quiera!) pretende deliberadamente pensar diferente de lo que Nosotros hemos definido, sabe y comprende que está condenado por su propio juicio, que ha naufragado en la fe, que se ha separado de la unidad de la Iglesia, y también haber incurrido por sí mismo, "por el hecho mismo", en las penas establecidas por las leyes contra quien se atreva a manifestar oralmente o por escrito, o de cualquier otro modo externo, los errores que piensa en su corazón.

Constitución Apostólica - «INEFFABILIS DEUS» - Definición dogmática 
de la inmaculada concepción de la Santísima Virgen María - Pío IX
Ver Aquí


______________________________________________________________


IV - La Santa e Inmaculada Concepción de María

Cuando Joaquín, que se encontraba de nuevo entre su ganado, quiso ir de nuevo al templo para ofrecer sacrificios, le envió Ana palomas y otras aves en canastos y jaulas por medio de los siervos para que fuesen a llevárselas a la pradera. Joaquín tomó dos asnos y los cargó con tres animalitos pequeños, blancos y muy despiertos, de cuellos largos, corderos o cabritos, encerrados en cestas. Llevaba el mismo una linterna sobre su cayado: era una luz en una calabaza vacía. Subieron al templo, guardando sus asnos en una posada, que estaba cerca del mercado. Llevaron sus ofrendas hasta los escalones más altos y pasaron por las habitaciones de los servidores del templo. Allí se reunieron los siervos de Joaquín después que les fueron tomadas las ofrendas. Entró Joaquín en la sala donde se hallaba la fuente llena de agua en la cual eran lavadas las víctimas; se dirigió por un largo corredor a otra sala a la izquierda del sitio donde estaba el altar de los perfumes, la mesa de los panes de la proposición y el candelabro de los cinco brazos. Se hallaban reunidas en aquel lugar varias personas que habían acudido para sacrificar. 

Joaquín tuvo que sufrir aquí una pena muy cruel. Vi a un sacerdote, de nombre Rubén, que despreció sus ofrendas, puesto que en lugar de colocarlas junto a las otras, en lugar aparente, detrás de las rejas, a la derecha de la sala, las puso completamente de lado. Ofendió públicamente al pobre Joaquín a causa de la esterilidad de su mujer y sin dejarlo acercarse, para mayor injuria, lo relegó a un rincón. Vi entonces a Joaquín lleno de tristeza abandonar el templo y, pasando por Betania, llegar a los alrededores de Maquero. Permaneció tan triste y avergonzado que, por algún tiempo, no dio aviso del sitio donde se encontraba. La aflicción de Ana fue extraordinaria cuando le refirieron lo que le había acontecido en el templo y al ver que no volvía. Cinco meses permaneció Joaquín oculto en el monte Hennón. He visto su oración y sus angustias. Cuando iba donde estaban sus rebaños y veía a sus corderitos, se ponía muy triste y se echaba en tierra cubriéndose el rostro. Los siervos le preguntaban por qué se mostraba tan afligido; pero él no les decía que estaba siempre pensando en la causa de su pena: la esterilidad de su mujer. También aquí dividía su ganado en tres partes: lo mejor lo enviaba al templo; la otra parte la recibían los esenios, y el se quedaba con la más inferior.

También Ana tuvo que sufrir mucho por la desvergüenza de una criada, que le reprochaba su esterilidad. Mucho tiempo la estuvo sufriendo hasta que la despachó de su casa. Había pedido ésta ir a una fiesta a la cual, según la rigidez de los esenios, no se podía acudir. Cuando Ana le negó el permiso ella le reprochó duramente esta negativa, diciendo que merecía ser estéril y verse abandonada de su marido por ser tan mala y tan dura. Entonces despachó Ana a la criada, y por medio de dos servidores la envió a la casa de sus padres, llenándola antes con regalos y dones, rogándoles la recibiesen de nuevo ya que no podía retenerla más consigo. Después de esto se retiró a su pieza y lloró amargamente. En la tarde del mismo día se cubrió la cabeza con un paño amplio, se envolvió toda con él y fue a ponerse bajo un gran árbol, en el patio de la casa. Encendió una lámpara y se entregó a la oración.

Permaneció aquí mucho tiempo Ana clamando a Dios y diciendo: «Si quieres, Señor, que yo quede estéril, haz que, al menos, mi piadoso esposo vuelva a mi lado». Entonces se le apareció un ángel. Venía de lo alto y se puso delante, diciéndole que pusiera en paz su corazón porque el Señor había oído su oración; que debía a la mañana siguiente ir con dos criadas a Jerusalén y que entrando en el templo, bajo la puerta dorada del lado del valle de Josafat, encontraría a Joaquín. Añadió que él estaba en camino a ese lugar, que su ofrenda sería bien recibida, y que allí sería escuchada su oración. Le dijo que también ya había estado con Joaquín, y mandóle que llevase palomas para el sacrificio, y anuncióle que el nombre de la criatura que tendría, luego lo vería escrito.

Ana dio gracias a Dios y volvió a su casa contenta. Cuando después de mucho rezar en su lecho, se quedó dormida, he visto aparecer sobre ella un resplandor que la penetraba. La he visto avisada por una inspiración interior, despertar e incorporarse en su lecho. En ese momento vi un rostro luminoso junto a ella, que escribía con grandes letras hebreas a la derecha de su cama. He conocido el contenido de la frase, palabra por palabra. Expresaba en resumen, que ella debía concebir, que su fruto sería único, y que la fuente de esa concepción era la bendición que había recibido Abraham. La he visto indecisa pensando como le comunicaría esto a Joaquín; pero se consoló cuando el ángel le reveló la visión de Joaquín.

Tuve entonces la explicación de la Inmaculada Concepción de María y supe que en el Arca de la Alianza había estado oculto un sacramento de la Encarnación, de la Inmaculada Concepción, un misterio de la Redención de la humanidad caída. He visto a Ana leer con admiración y temor las letras de oro y rojas brillantes de la escritura, y su gozo fue tan grande que pareció rejuvenecer cuando se levantó para dirigirse a Jerusalén. He visto, en el momento en que el ángel se acercó a ella, un resplandor bajo el corazón de Ana, y allí, un vaso iluminado. No puedo explicarlo de otro modo sino diciendo: había allí como una cuna, un tabernáculo cerrado que ahora se abría para recibir algo santísimo. No puedo expresar cómo he visto esto maravillosamente. Lo vi como si fuera la cuna de toda la humanidad renacida y redimida; lo vi como un vaso sagrado abierto, al cual se le quita el velo. Reconocí esto con toda naturalidad. Este conocimiento era a la vez natural y celestial. Ana tenia entonces, según creo, cuarenta y tres años.


Tomo 2 - Sección 1
Obras Completas
Ana Catalina Emmerick
ver AQUÍ
 

______________________________________________________________


En 1823, dos sacerdotes dominicos, Padres Bassiti y Pignataro, estaban exorcizando a un niño poseso, de 12 años de edad, analfabeto. Para humillar al demonio, lo obligaron, en nombre de Dios, a demostrar la veracidad de la Inmaculada Concepción de María. Para sorpresa de los sacerdotes, por la boca del niño poseso, el demonio compuso el siguiente soneto:


"Soy verdadera madre de un Dios que es hijo,

Y soy su hija, aunque Le soy madre;

Él desde eterno existe y es mi hijo,

Y yo nací en el tiempo y soy su madre.



El es mi Criador y es mi hijo,

Y soy su criatura y su madre;

Fue divinal prodigio ser mi hijo

Un Dios eterno y tenerme por madre.



El ser de la madre es casi el ser del hijo,

Visto que el Hijo dio el ser a la madre

Y fue la madre que dio el ser al Hijo;



Si, pues, del hijo tuvo el ser la madre,

O se ha de decir manchado el hijo

O se dirá Inmaculada la Madre."


Se cuenta que el Papa Pío IX lloró, al leer ese soneto que contiene un profundísimo argumento de razón en favor de la Inmaculada.




1 comentario: