
“Donde el loco, el esclavo, el preso y el plebeyo
dicen libertad,
el noble
dice: honor, belleza, amor, sabiduría".
"La máxima libertad nace del máximo rigor; porque el hombre es más libre a medida que es más fuerte, y la obsesión de la libertad, prueba la máxima debilidad de la mente.
[...] La obsesión de la libertad vino a servir maravillosamente a las fuerzas económicas que en aquel tiempo se desataron; y el poder del dinero y de la usura, que también andaban con la obsesión de los dejaran en paz. Los dejaron en paz y se inauguró en el mundo una época en que nunca se vio tanto de libertad, y nunca el hombre ha sido, en realidad, menos libre.
[...] La verdadera libertad es un estado de obediencia. El hombre se libera de la corrupción de la carne obedeciendo a la razón, se libera de la materia sujetándose al perfil diamantino de una forma, se libera del efímero, atándose a un estilo; de lo caprichoso, adaptándose a los usos; se libera de la fecundidad solitaria obedeciendo a la vida, y de su misma vida caduca y mortal, se libera perdiéndola en la obediencia a Aquel que dijo: ‘Yo soy la Vida’”.
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Esta nota es continuación de la publicada en Dic-2019. Ver aquí
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Leonardo Castellani fue sabio y comunicó sin rodeos.
Tanto sabía, que se vio obligado a ser un cura políticamente incorrecto para luchar contra los males del clericalismo. Sus contemporáneos curialescos nunca entendieron ni el dolor del "Cura loco" ni su amor por "Su Majestad Dulcinea". Soportó y obedeció siempre a los "Monseñores Panchampla" que le tocaron en desgracia, aun cuando lo enfermaron y enfermaron a su muy amada Iglesia con la herejía progresista, tanto que hoy tenemos curas vergonzosos de vestir sotana y temerosos de enfrentar al mundo y proclamar la única Verdad. Pareciera que en sus homilías nos estuvieran pintando “una de esas miles de imágenes dulcemente persuasivas de que el poderoso fundador del Cristianismo fue un sonsito triste de cabellos rubios”.
Tanto sabia, que se horrorizó con las propuestas de la politiquería ignorante de su época, aunque no tan bruta como la actual, lo hubiéramos matado antes al pobre. Se vio obligado a escribir periodismo para denunciar a quienes en su soberbia maleducaron a nuestro pueblo con dañina ponzoña. Veneno que mal formó a los esperpentos progresistas que esgrimen las mismas bobadas de entonces pretendiendo hoy el absurdo de "deconstruir" la Nación en pos de un quimérico Internacionalismo; y si, el progresismo no puede negar que fue parido por la misma prostituida madre Liberal.
Tanto sabía, que pudo interpretar el fin de los tiempos:
“El Misterio de la iniquidad es el odio a Dios y la adoración idolátrica del Hombre.
La Gran Ramera es la religión descompuesta y entregada a los poderes temporales […] la estructura temporal de la Iglesia existente fornicará con los reyes de la tierra, al menos una parte ostensible de ella, como pasó ya en la historia, y la abominación de la desolación entrará en el lugar santo.
[…] Las tres ranas (del Apocalipsis de San Juan) son el liberalismo, el comunismo y el modernismo, tres herejías vocingleras, saltarinas, pantanosas y tartamudas.
En nuestra querida Argentina, vemos diariamente como Liberales, Socialistas, Comunistas, Trotskistas, e incluso nuestros tristes monitos malcopiadores, los Argentos Progres, todos ellos gritan y patalean infantilmente contra imaginarios ogros opresores para ver quién es el adalid de "la libertad".
Escuchando el escandaloso croar de las ranas y sufriendo el enchastre cuando se revuelcan en el barro, pareciera una profecía cumplida. Aunque tengo un poquito de dudas, ya que nuestros políticos son tan inútiles que ni el demonio los quiere de socios, y el pueblo argentino, los desprecia, los rechaza y pugna por un “que se vayan todos”. Quizás tengamos una última oportunidad ...
Al menos hasta hoy, nuestros batracios no son más que ruinosos payasos de un decadente circo que hacen malabares con viejas clavas machacadas, que cada tanto se les caen y desparraman y deben agacharse ante los poderosos de turno para recogerlas y volver a intentar la pirueta que volverá a fallar.
Este gobierno de marionetas KK y la chusma progre-socialista que lo secunda infectando ministerios y secretarias, <enriquecidos por la “militancia”, como los “muchachos para la revolución” de la campora o los “gerentes de la pobreza” piquetera o los muy confundidos confundidores con plantitas de perejil o los ya muy enfermos del traperío verde moco ahora manchado con sangre>, todos y cada uno son expresiones de una, oportuna y redituable, idiotez moral construida a partir de una “libre” interpretación de la “libertad”.
Deformaron hasta el lenguaje para que encajen deshilachadas ideas. Cada uno significa los términos cómo se le da la gana, porque “la lengua está viva” y la semántica debe ser un invento oscurantista y opresor, porque “... no van a explicarnos desde España cuáles son las palabras que usamos”, (y si, ¡se le nota mucho al animal!). Cada uno se embriaga con sus propias interpretaciones y termina desparramando absurdos, rayanos con la estupidez, que hasta ayer ameritaban un silencio piadoso, pero dado que causan daño, hoy reclaman un piadoso bofetón restaurador de un silencio, sano.
“El que no respeta mucho las palabras, no respeta mucho las ideas.
El que no respeta mucho las ideas, no respeta mucho la Verdad.
Y el que no ama enormemente la Verdad, simplemente se queda sin ella.
No hay peor castigo.”
No se debe llamar libertad a cualquier cosa para justificar debilidades y miserias y festejarlo con banderitas multicolores o trapitos verdes. No se debe llamar libertad al individualismo para justificar el egoísmo en detrimento de otros que sufren. No se debe llamar libertad a la falta de disciplina, o a la falta de respeto al orden, para justificar el rechazo al esfuerzo, a la educación y al buen porte mientras se ufanan de una rebeldía beligerante que brilla por su ignorancia. No se debe llamar libertad a la idiotez de construir cada cual su propio sofisma y luego defenderlo como si fuera una gran verdad alcanzada por un pensamiento independiente. Por el contrario, la libertad se obtiene cuando, para apartarnos de las miserias, aceptamos el consejo y la guía.
El amor al prójimo por amor a Dios nos obliga a la caridad, y el cumplimiento de las obligaciones nos permite reclamar por nuestros derechos. Las necesidades no dan derechos, mucho menos los errores, y la vagancia es vagancia y nada más. El justo orden no es opresor y, definitivamente, la verdadera libertad es enemiga de la anarquía.
El liberalismo "nos hizo tanto mal como una damajuana de caña en una jaula de monos", y yo agregaría, otra damajuana en la jaula de las izquierdas que infectaron con su ponzoña a una generación hasta convertirlos en asesinos revolucionarios para terminar en una cruenta, aunque muchas veces merecida, inútil muerte.
¿Y los Argentos Progre?, bueno, esos son los monitos malcopiadores que sueñan con un paraíso eco-reciclado-anarco-mapuche-trans-abortero-vegano liberador entre otros males, del sufrimiento a las gallinas ponedoras y del opresivo FMI para cobrar una deuda ilegítima, todo bajo la estricta vigilancia de las comisarías bolche-obrero-estudiantil-anticapitalista que perseguirán a quienes no acepten el “nuevo orden mundial” de la nueva Justicia Social. O, dicho en otras palabras, son los serviles monitos del “ruso” George Soros que se chuparon las dos damajuanas anteriores.
Y créanme que las palabras compuestas utilizadas no son un juego, realmente es muy difícil dilucidar la maraña de ideologías que expelen cada vez que abren la boca estos personajes, tanto que ni ellos saben cómo se autoperciben. Sin ir más lejos, esta misma semana tenemos un ejemplo, veamos la fórmula inconstitucional que utilizó para jurar como miembro de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación, el Sr. Juan Marino, funcionario del “Cuervo” Larroque y fundador en 2009 de la Tendencia Piquetera Revolucionaria (TPR):
"Por el salario básico universal, para que la deuda la paguen los que la fugaron,
viva la lucha estudiantil, viva la lucha obrera y piquetera,
viva la lucha de todos, todas y todes, sí juro".
Sin Dios ni Patria ni Constitución Nacional, ni siquiera por el pueblo de la Nación que le pagará el sueldo. Lo del pibe es muy triste, tanto dislate le dañó el cerebro; pero lo repudiable del evento es que no hubo ni un solo patriota que lo invite educadamente a retractarse del insulto a las instituciones, o bien, dada su segura porfía, que lo saque a patadas.
El filósofo Santayana soñó una vez que veía pasar cuatro caballeros en cuatro caballos, negro, alazán, bayo, y el último era blanco.
Los vio pasar empenachados y armados y les dijo:
- ¿Adónde van?
- Vamos a libertar a los pueblos.
- ¿Libertarlos de qué? - les gritó el filósofo.
El hombre coronado del caballo blanco le dijo:
- De las consecuencias de la libertad.
La falsa libertad nacida del liberalismo no es otra cosa que el fruto del ego y la soberbia, no le interesa y no busca la Verdad; solo busca una justificación para sus debilidades y egoísmos argumentando, como la psicología moderna, que la culpa siempre la tiene otro y es problema del otro. El avaro con las riquezas, el concupiscente con los placeres, el pedante con el enciclopedismo, el emancipado con la vacuidad, el soberbio con los aplausos, … todos con alguna explicación “razonablemente válida”, pero ninguno con libertad. Todos negadores de sus humanidades imperfectas, todos esclavos de la soberbia y ninguno libre de reconocerse débil y pedir ayuda, o desnudos, como el rey de Andersen, que no quiso admitir su estupidez, ya que él tampoco podía ver su traje nuevo, y se presentó al desfile sin ropas.
Por creernos superiores y no necesitar nada de nadie, alguna vez elegimos el “non serviam” y perdimos el edén. Pero, «Si permanecéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres».
Querer y no poder, eternamente. Creer y arrepentirse, eternamente. Y salvo que medie la misericordia divina, ese es el único destino posible para quienes inventan significados de “libertad”.
Y la única verdad es que, si Dios es la "Causa Primera" de toda la existencia, aquello que lo niegue o se aleje [...] sólo llegará a "la nada". Pero dado que el hombre posee un alma inmortal y la nada misma es imposible, entonces aquellas almas que se alejen sólo llegarán a "un eterno sufrimiento".
No se puede colaborar con un poder político contrario a la Causa Primera, no se puede ser cómplice de una sociedad construida sobre una falsa libertad, no se puede aceptar una ideología contraria o negadora del hombre y de su destino trascendental.
Quienes hemos pensado y dicho todo tipo de estupideces, cuando nos presentan una, la reconocemos inmediatamente.
¡Qué Dios nos ayude a “pensar la patria”!
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