
Entrevista:
Luis Novaresio preguntó: "¿Bolsonaro con pollera?"
Patricia Bullrich respondió: "No, yo no soy Bolsonaro, yo, digamos, le reconozco a Bolsonaro algunas cosas, hizo una economía ordenada, pero tiene muchas cosas en las que yo no me siento representada, yo no quiero ser ... a mí me parece que hay derechos humanos que tienen que ser absolutamente reconocidos, identidad sexual, identidad de género, hay muchas cosas que tiene que ser absolutamente reconocidas, yo en ese sentido soy liberal, tengo un pensamiento liberal, abierto, no me siento cerca de Bolsonaro en esa mirada de una sociedad ultraconservadora del siglo XVIII, no me siento, … no soy una persona practicante, soy una persona ... tengo otra mirada."
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Dejando de lado "al milico" de Bolsonaro, que ya mereció mi critica en enero 2019 (La era bolsonaro), y dejando de lado la pregunta de Novaresio que repite lo que escucha sin una pizca de inteligencia, me quiero sí detener en la peligrosísima respuesta de una candidata presidencial.
La identidad sexual y la identidad de género son relatos del marxismo cultural que los grandes financistas internacionales utilizan para enrolarnos bajo el Nuevo Orden Mundial. No existen como razonamientos válidos y mucho menos como derechos humanos. Sólo son fruto podrido de la perturbada imaginación de revolucionarios intelectuales izquierdistas que para justificar sus propios desvíos inventaron una ideología. Y no hay peor miseria que la autojustificación.
No debemos confundir el respeto que le debemos a las personas, sin indagar por sus preferencias sexuales, con el circo del orgullo LGBT+ que pretende incluir estos delirios antinaturales como derechos humanos. Las caricaturescas mascaritas y los obscenos desfiles son prueba suficiente de la pena que causan.
Las preferencias sexuales no naturales o los apetitos carnales desordenados son errores, y no se debe respetar el error por sobre el Orden Natural. De otra forma, se dañan a las personas y a los derechos humanos. No se le debe mentir a quienes debemos proteger, no se debe hacer negocio con el dolor de los excluidos, no se debe ser complaciente y causarles daños irreparables por ser cobardes y sensibleramente políticamente correctos.
"Nadie nace el cuerpo equivocado" , sólo somos varon y mujer, hay unos cuantos "pasados de rosca (o-revoluciones)" / "pasados de rosca II (o de revoluciones)" y muchísimos trabajos de científicos, como le gusta vociferar (pero no acepta) la bruta zurda, demuestran la falsedad de estos postulados que solo sirven de puerta de entrada a la ideología de género y al marxismo cultural que intenta destruir (deconstruir dicen ellos) nuestra civilización occidental y cristiana.
No importa si sos practicante, yo y muchos otros tampoco lo somos (aunque deberíamos), eso no te habilita a menospreciar lo que aparentemente desconoces, con riesgo de convertirte (espero que involuntariamente) en traidora a nuestras raíces criollas e hispano-católicas. No tengas miedo, respetar y amar a la hispanidad no te convertirá ni en monjita ni en vieja chupacirio, “garrá lo’ libro que no muerden”.
Aunque lo peor de tu respuesta fue mezclar nuestra cultura nacida en siglo XVI con el ultraconservadurismo del siglo XVIII (?), ojalá supiera qué quisiste decir. Coincidimos en no compartir la mirada de Bolsonaro, y coincidimos si te ofendieras por compararte con aquel cabeza de termo con botas, pero no se puede utilizar cualquier argumento para diferenciarse.
Como fuere, si honestamente pretendes gobernar estas tierras, tenes la obligación de conocer y respetar la identidad de tu pueblo honrando su pasado. Ya tuvimos una gran decepción con Larreta que entregó la educación al traperio verde moco convirtiendo nuestras escuelas públicas en basurales empapelados de cartelería marxista. No queremos más sorpresas.
Sabemos que son la opción mejor valorada y confiamos que sean realmente “el cambio” y que podamos cambiar, si, pero hacia la derecha.
¡Qué Dios nos ayude a “pensar la patria”!
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